Los estudios científicos nos regalan de vez en cuando hallazgos emocionantes como el que se ha encontrado hace unas semanas en Georgia, un país al que sin duda hay que mirar cuando se habla de historia del vino.

Hasta el momento, se pensaba que el vino más antiguo se elaboró en la zona montañosa de Zagros, Irán, donde se encontró una vasija de barro con restos datados en el año 5.400 a.C perteneciente a la población persa. Otro de los lugares donde se han hallado vestigios de elaboración de vino muy antiguos es Armenia.

Los científicos han hallado trozos de vasijas de cerámica con restos de ácido tartárico, lo que significa que en los recipientes se elaboró vino, algo que se ha confirmado con diversos análisis de tierra.

Para el gobierno georgiano esta es la prueba definitiva de que su país es la ‘cuna del vino’, pero lo cierto es que no es el primer hallazgo de interés para la comunidad científica que se lleva a cabo en el Caúcaso.

En diversas excavaciones arqueológicas se han encontrado diversos tipos de recipientes, prensas de piedra y restos de cepas que evidencian la antigüedad de esta zona en el cultivo de la vid y la elaboración de vino.

La elaboración tradicional en ‘Kvevri’

Los vinos georgianos clásicos aún se elaboran con método ancestral, un hecho que ya hace pensar la gran tradición vitivinícola de este país.

La práctica enológica más típica, sobre todo de los vinos blancos, consiste en introducir las bayas enteras, con el raspón, en un recipiente de madera donde se pisan con los pies. El mosto resultante de dicho prensado se vierte directamente a un tanque denominado ‘kvevri’ para realizar la fermentación alcohólica, que se lleva a cabo con levaduras salvajes, las que se encuentran de manera natural en las uvas.

Los ‘kvevri’ son ánforas de barro, que pueden alcanzar la capacidad de 300 litros. Una vez terminada la fermentación alcohólica, el vino se traslada a otro ‘kvevri’ para la fermentación maloláctica. En este proceso, la gran ánfora se entierra en el suelo y se sella.

Una vez en dicho depósito, el vino permanece durante un tiempo determinado de crianza. El material con el que están fabricados los ‘kvevri’, la arcilla, favorece una mayor tanicidad en los vinos.

Los vinos de Geogia son, sin duda, dignos de conocer, una forma de viajar y beber historia vinícola. Se pueden encontrar vinos a partir de multitud de variedades tanto blancas como tintas, pues se han llegado a clasificar más de 500 variedades propias. En la actualidad, son más o menos populares en torno a un 10% aunque se está trabajando para recuperar las uvas autóctonas.