La Denominación de Origen Tierra de León se creó en 2007, aunque fue en 1985 cuando se empezaron a dar los primeros pasos gracias a los cooperativistas de Valdevimbre, los Oteros y la zona del Cea, quienes se unieron en la Asociación Provincial de Viticultores, con el fin de velar por la calidad de los vinos de ése área vinícola.

Con una extensión de 3.317 km2 que engloba municipios de León, Valladolid y Palencia, la D.O. Tierra de León se caracteriza por un clima más húmedo que el de la Ribera del Duero – la pluviometría es de en torno 500 mm anuales- , un invierno más  largo y frío, así como una primavera y verano irregulares.

Pero, ¿qué tiene de especial esta D.O.? Sin duda, su variedad reina y autóctona, la Prieto Picudo. Esta uva de distingue por presentar unos racimos compactos o apretados (de ahí lo de ‘prieto’) y unas bayas azuladas y ovaladas, casi terminadas en pico (de ahí lo de ‘picudo’). Las cepas de Prieto Picudo, tienen un porte rastrero, es por eso que el nombre de la Denominación de Origen incluye la palabra TIERRA y no, simplemente León, como cabría suponer. Un pequeño homenaje.

Racimos de Prieto Picudo. Fuente: D.O. Tierra de León

Racimos de Prieto Picudo. Fuente: D.O. Tierra de León

Debido precisamente a su porte, la Prieto Picudo tiene la particularidad de estar bastante expuesta a al ataque de los hongos, pero la calidad de los vinos elaborados con esta uva – principalmente rosados- ha favorecido que la D.O. haya experimentado un paulatino crecimiento en los últimos años. De hecho, esta variedad representa el 70% del viñedo plantado en la D.O. Tierra de León.

Tradicionalmente en esta zona vinícola han existido multitud de ‘bodegas-cuevas’, sobre todo en la zona de Pajares, donde se elaboraba el vino de forma tradicional con la técnica del ‘madreo’. Este método de vinificación, es similar a la maceración carbónica, sobre la que hablamos en un anterior post.

Tras la vendimia, las barricas o depósitos se llenan con el mosto de la Prieto Picudo para que comience la fermentación alcohólica. Cuando ésta aún no ha concluido, se añaden a dichos tanques racimos enteros de la misma uva – sin despalillar ni estrujar-. El CO2 desprendido durante la fermentación alcohólica del mosto desplaza al oxígeno existente en el depósito, de tal manera que en el interior de las bayas de los racimos enteros comienza una especie de fermentación en la que las enzimas (y no las levaduras) transforman el azúcar en etanol.

'Madreo'. Fuente: Enbocavinos.com

‘Madreo’. Fuente: Enbocavinos.com

Como curiosidad, mencionar que los racimos enteros que se añaden durante el proceso de fermentación alcohólica deben haber sido escogidos por su excelente calidad, de ahí la razón por la que se les denomina ‘madre’. 

El resultado de este proceso es un vino con presencia de carbónico natural, lo que comúnmente llamamos ‘aguja’. En la actualidad, en la D.O. Tierra de León también se producen vinos tintos jóvenes y crianzas de gran calidad, pero sin duda los rosados de Prieto Picudo elaborados son los que le han dado la fama a esta zona vinícola.

Además de por su ‘aguja’ también son apreciados por su acidez, por sus aromas afrutados y varietales (donde predominan los frutos rojos) y por un grado alcohólico que normalmente oscila entre los 11 y 12 %Vol.