Tal y como explicamos en el anterior post, la cubierta vegetal en el viñedo puede ser una cubierta vegetal natural (flora que crece de forma espontánea en el viñedo) o una cubierta vegetal sembrada. También se dan casos en los que el viticultor apuesta por una cubierta vegetal mixta, entre algunos líneos cultivará una especie en concreto, mientras que otros caso dejará que crezca de forma natural.

Antes de sembrar un cultivo en concreto es indispensable tener claro cuál es el objetivo, qué se quiere conseguir. Dependiendo del tipo de suelo,  del desarrollo radicular de las cepas, orografía, orientación, climatología, variedad, forma de conducción o tipo de vino, el viticultor debe decidir cuál es la mejor opción y sobre todo, qué necesita la viña. Por ejemplo, en parcelas en ladera donde hay un mayor riesgo de erosión, es habitual encontrar cebada plantada entre los líneos, pues es un cultivo que minimiza este efecto.

En conveniente la siembra de la cubierta vegetal durante el otoño o la primavera,  las épocas del año en las que, en principio, mayor humedad tiene el suelo, lo que favorecerá la germinación y el crecimiento del cultivo en cuestión. La cubierta habitualmente se siembra en el centro de las calles, dejando el suelo situado debajo de las cepas sin cubierta para evitar un exceso de estrés hídrico, déficit de iluminación de los brotes o competencia por la obtención de nutrientes.

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Los tipos de cultivos que se suelen emplear en la cubierta vegetal son gramíneas, (cebada, festuca alta, dáctilo, Ray-grass, poa…), leguminosas (trébol, yeros, veza, altramuces…) y crucíferas (colza forrajera, mostaza blanca, berro, rábano forrajero o brócoli). Cada uno de los cultivos tiene un efecto distinto sobre el suelo, por eso, lo primero que el viticultor debe hacer después de la vendimia, una vez ha terminado el ciclo vegetativo, es analizar qué necesidades nutricionales tiene el suelo, que es de donde la viña cogerá los nutrientes para la nueva cosecha. Habitualmente se emplea una mezcla de distintas especies, según las características del tipo de suelo a cubrir, aprovechando las diferentes características de sus sistemas radiculares.

Tras el ciclo anual y la recolección de la uva, las cepas han extraído del suelo una gran cantidad de nutrientes. Por tanto es conveniente volver a recuperar su punto de equilibrio. Este aporte de nutrientes puede hacerse mediante productos químicos, pero la cubierta vegetal es una práctica para proporcionarlos de forma totalmente natural. Al mismo tiempo, aumenta el contenido de materia orgánica, mejora las propiedades físicas como porosidad, estructura y estabilidad de los agregados; incrementa la capacidad de retención de humedad y la capacidad de intercambio catiónico del suelo; reduce el escurrimiento del agua y evita la erosión, e incrementa la actividad biológica en el suelo, aumentando el índice de mineralización de la materia orgánica, poniendo sus nutrientes a disposición del cultivo.

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Las gramíneas se convierten casi siempre en cultivos necesarios para el desarrollo de la cubierta vegetal. Normalmente el viticultor siembra, deja que el cultivo de desarrolle y, antes de que crezca por completo, siega y entierra los restos de la planta en viñedo, realizando un aporte natural de nutrientes como el fósforo o el potasio tras el proceso de mineralización de la materia orgánica. Es lo que se denomina una cubierta vegetal temporal.

Las leguminosas realizan aportes de nitrógeno por fijación y además son ricas en proteínas. Las crucíferas, como la mostaza o la colza, también suministran nitrógeno y son buenas sustentadoras del suelo debido a sus raíces profundas. Su crecimiento rápido permite cubrir rápidamente el suelo, evitando la germinación de otras especies adventicias no deseadas.

Las plantas aromáticas son, del mismo modo, unas inquilinas perfectas para la cubierta vegetal. Tomillo, romero, lavanda… ayudan a mantener un ideal equilibrio del ecosistema además de favorecer el drenaje o la absorción de agua según el tipo de terreno. Es habitual en las visitas que nos pregunten si la existencia de estas plantas aromáticas en  el viñedo pueden incluir en las características organolépticas finales del vino… Actualmente existen varios estudios al respecto, lo analizaremos más adelante.