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El cambio climático es una realidad. Y numerosos expertos afirman que el cultivo de la vid es uno de los sectores más significativos que demuestran que las cosas están cambiando.

Seguro que muchos de vosotros habéis escuchado alguna vez “ya no hace el frío que hacía antes” y sin duda una frase recurrente en los informativos de los medios de comunicación es que “es el verano más caluroso de las últimas décadas” o “es el invierno más seco de los últimos no sé cuántos años”.

Aunque es cierto que la climatología es cíclica, no hay que perder de vista que la temperatura del Planeta ha subido en los últimos años y que el hielo glaciar ya es menos hielo.

¿Dónde se podrá plantar viña?

Además de las consecuencias atmosféricas y medioambientales, el calentamiento global también está provocando que haya vida donde antes era impensable, que el calor en el trópico sea más sofocante que nunca y que muchos cultivos (no sólo el viñedo) se desarrollen perfectamente donde antes era una locura.

La subida de la temperatura terrestre está provocando el desarrollo de nuevas zonas de producción de vino, la mejora de otras existentes y algunos problemas en áreas tradicionalmente de calidad.

Un ejemplo muy claro en España es lo que está sucediendo en algunas zonas vitícolas de Galicia. Históricamente los vinos gallegos no gozaban de gran fama debido a la dificultad de alcanzar una buena maduración de las uvas, lo que no favorecía largos envejecimientos. Era muy habitual conseguir vinos de apenas 12 grados, que tenían dificultades para sobrellevar el paso del tiempo.

Pero, ¿quién duda ahora de la calidad de los vinos gallegos? El cambio climático les está “favoreciendo”, en cierto modo. Hay que tener en cuenta que, además del clima, la orografía, el suelo, el microclima de cada parcela, el viento y las prácticas culturales en viticultura son también, evidentemente, fundamentales para la calidad final de la vendimia.

Esta tendencia hacia un menor régimen de lluvias y sobre todo al alza térmica también ayudará a la maduración de los racimos en zonas vinícolas europeas mundialmente afamadas, como Francia o Alemania. Incluso en algunas zonas de Inglaterra, donde hace unos años era de locos pensar en poner viñedo, ya se han comenzado a plantar las primeras vides.

Por no hablar de zonas a más de mil metros de altitud donde hace unos años las heladas y el frío causaban grandes dolores de cabeza a los viticultores, que poco a poco no sólo se han ido mitigando, sino que cada vez suscitan mayor interés a la hora de buscar nuevos terrenos para plantar viñedos.

Saltando el charco, el sur de Chile, cerca del río Puelo, una zona históricamente muy lluviosa, ya se han comenzado a comercializar los primeros vinos. Otra señal de que las zonas de producción se están desplazando a nuevos suelos.

Investigación para evitar alta graduación

¿Qué pasará en España? El futuro es incierto. Pero todo apunta en zonas tradicionales a sufrir excesos de maduración y problemas con la acidez y el pH en los vinos. El adelantarse a los acontecimientos, dentro de lo posible, es primordial para adaptarse este cambio. Algunas zonas, por ejemplo, están comenzando a apostar por nuevas variedades de maduraciones más tardías y con menos potencial tánico, con objeto de restar estructura y potencia en los vinos.

En el caso de Bodegas Comenge, ya hemos comenzado nuestra propia línea de investigación con el objetivo de aislar levaduras de nuestro propio viñedo capaces de trasformar parte de los azúcares de la uva en ácido láctico, evitando el exceso de alcohol en el vino y mejorando su capacidad de envejecimiento. Una técnica completamente natural, basada en el la investigación y el conocimiento, que nos ayudará a seguir ofreciendo la máxima calidad.