Se considera que en España cada año se generan entre ocho y diez millones de toneladas de residuos de podas y arranques agrícolas, lo que supone un gran potencial para la generación de energía biomasa mediante la quema de estos restos.
La biomasa es una energía renovable cuyo mayor interés reside en que la materia puede venir de cualquier procedencia. Por un lado, se encuentra la biomasa natural, es decir, la que se produce en el ecosistema; y por otro, la biomasa residual, que contempla residuos forestales, agrícolas (podas, de industrias forestales (como fábricas de papel), residuos de industrias agrícolas (como orujos, cáscaras…) y residuos biodegradables (purines o estiércoles). También es posible obtener biomasa de cultivos energéticos y de excedentes agrícolas.
Sarmientos usados para cocinar
Cada año, después de la poda de invierno, bodegas y viticultores deben pedir permiso a la Junta de Castilla y León para quemar los restos. Le leña es asimismo usada, sobre todo en las provincias de Valladolid y Segovia, para cocinar el clásico lechazo o los pinchos de lechazo al estilo de Traspinedo; pero la cantidad de residuos que se generan es muy alta.
Existen empresas que ofrecen la posibilidad de cortar y empacar los sarmientos, para luego comercializarlos, pero esto también supone un coste que muchos no están dispuestos a asumir. Hace décadas se utilizaban como combustible doméstico, una práctica cada vez menos común.
Las hojas o bayas, en el caso del cultivo de la vid, una vez terminada la vendimia, se incorporan al suelo y contribuyen a la mejora orgánica del mismo, aumentado sus nutrientes de forma natural.
La poda de la vid, importante fuente de energía
Tanto durante la poda en verde de la vid, que se realiza normalmente a finales de primavera o a principios de verano, cuando ya ha pasado el riesgo de heladas tardías; tanto como en la poda de invierno, se genera una gran cantidad de residuos vegetales que podrían resultar una gran fuente de energía renovable.
Cada vez son más cooperativas agrícolas que apuestan por este tipo de negocio, si bien, es cierto que no sólo trabajan con la leña de un tipo de poda; sino que aprovechan los recursos naturales que ofrece cada estación.
Junto a los restos de vid, también se aprovechan sobre todo los restos de la poda de los olivos, principalmente en Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura. El coste de recoger los residuos leñosos depende en parte del marco de plantación de las explotaciones y de la orografía del terrero, pero con el paso de los años la tecnología también ayuda.
Para hacerse una idea de lo ventajoso de aprovechar los restos de poda para generar energía biomasa, es necesario tener en cuenta que, por ejemplo, en una plantación de olivos en la que la producción es de unos 3.000 kg por Ha., los residuos ascienden a unos 1.500 Kg/Ha. El poder calórico de la leña del olivo está en torno a 4.800 Kcal/Kg, según un informe de la Agencia Extremeña de Energía.
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