Desde nuestro blog os invitamos cada día a vivir experiencias diferentes donde la gastronomía y el vino son siempre los protagonistas, hoy os queremos trasladar a uno de los puntos más bellos de nuestro país en Salinas (Avilés) y lo vamos a hacer en compañía de una familia de restauradores de varias generaciones. Estamos en el Real Balneario de Salinas con los Loya.
Nos acompañan Isaac Loya, la última generación de cocineros de la familia y su padre Miguel Loya, la experiencia y nervio de este impecable restaurante con una estrella Michelin y con unas magicas vistas al mar por estar enclavado frente a la playa. Vamos a comer acompañando su gastronomía con nuestro Comenge Verdejo 2012.
Arrancamos con una simpática y efectista propuesta «Crema de legumbres con picatostes y bombón de foie» el chef consigue aquí un interesante juego de texturas y sabores, dos sabores intensos que sin embargo se compensan y equilibran.
Con el hipnotizante mar de fondo seguimos ahora con un «Arroz con bogavante» de intenso y bien elaborado fondo y donde generosas piezas de bogavante rompen en boca enamorando nuestro paladar.
Ahora nos hipnotiza el atractivo plato que el chef nos sugiere «Buñuelo de atún en tempura sobre salsa ponzu y cebolletas confitadas en teriyaky» crujiente buñuelo que rompe con la suavidad del atún en su interior condimentado con esa interesante salsa ponzu rematada con las tiernas cebolletas confitadas.
Pasamos a un plao con más cuerpo «Montadito de setas Sitaki y foie y huevo con frutos secos Real Balneario Salinas» y nos damos cuenta de que Isaac tiene ese don que algunos chefs poseen, el don del equilibrio en los elementos que componen su plato, cada sabor equilibra al siguiente y en boca es como una cadena ascendente de emoción.
Y ha llegado el momento tan esperado, probamos su espectacular «Merluza al Champagne», receta que ha pasado de generación a generación de su familia y que Isaac ha recibido y mantenido inalterable en el tiempo para el deleite de todos aquellos que conocen este plato y vienen en repetidas ocasiones a degustarlo ¡sencillamente magistral!
Nuestra comida llega por desgracia a su punto final. La sutilidad nos ha acompañado en todo el recorrido, sutilidad, elegancia, equilibrio y sabor, mucho sabor. Y en el postre todos esos valores se mantienen y aceleran como queriendo dejar en nuestro paladar un recuerdo imborrable, es el momento del dulce «Tocinillo de Cielo con Leche Merengada» que al cielo nos transporta de forma directa ¡una delicia difícil de superar!
Unos Petits Fours nos despiden de una muy agradable comida con las mejores vistas del Cantábrico.
Nos despedimos de los entrañables Miguel e Isaac Loya agradeciendo su hospitalidad y la gran calidad y sinceridad de su gastronomía y les deseamos que su bello restaurante siga mirando al mar por lo menos tres o cuatro generaciones más donde no falte nunca esa merluza, esa vitalidad y ese amor a la buena gastronomía ¡salud amigos!
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