enoturismo

Recientemente el sector del vino ha recibido una gran noticia con respecto a su consumo en España, por primera vez en treinta años, este ha crecido del 2,5 al 4%.

Los datos, sin embargo, están muy alejados de lo esperado en un país productor como España, un país en el que en la actualidad se consume 21 litros de vino per cápita al año, lejos de los más de 40 litros que se consumen en otros países europeos no productores o con menor capacidad elaboradora.

Los expertos aseguran que existen diversos factores que han favorecido este crecimiento del consumo, como la gran diversidad de vinos existentes en la actualidad; la mejora de la imagen de los productos, que se ha modernizado y llega de forma más eficiente a todo tipo de público; el ofrecimiento de una mayor información en las etiquetas de vino y, por supuesto, el esfuerzo en comercialización por parte de las bodegas y de las denominaciones de origen.

Los ámbitos donde más ha crecido la venta de vinos han sido en los canales de alimentación (supermercados e hipermercados), en la restauración, así como en los canales on-line y en las propias bodegas.

Es por ello que desde Bodegas Comenge añadimos otro importante canal de ventas, las conseguidas gracias al Enoturismo. No hay que perder de vista que durante 2016 las visitas a la Denominación de Origen Ribera del Duero han crecido un 28% con respecto al año anterior, superando los 300.000 visitantes.

Los motivos

¿Por qué en España se consume tan poco vino? Es la eterna pregunta que se discute en la multitud de foros sobre vino y su respuesta no es precisamente sencilla. Por un lado, se habla de medidas para que los jóvenes consuman más vino, algo que poco a poco va mostrando una tendencia positiva pero demasiado despacio.

En este sentido, la Interprofesional del Vino para lanzar una campaña para que la recuperación del consumo sea más rápida y para que desde el Gobierno se desarrollen medidas para incentivar el consumo con moderación.

Por otro lado, es necesario tener en cuenta que en los años sesenta y anteriores, el vino se consideraba un alimento más de la dieta, por lo que su consumo se situaba en más de 40 litros por persona y año. Es cierto que, en la mayoría de las ocasiones, se trataba de vino elaborado en casa para autoconsumo, datos de los que hoy en día es muy difícil disponer.

La educación es fundamental para lograr que las futuras generaciones consideren al vino como un alimento más, como un producto para disfrutar – al igual que ocurre con la gastronomía – sin necesidad de tener unos conocimientos previos.

El poco consumo de vino nacional ha favorecido que España sea de uno de los países del mundo que más exportan; aunque en este punto surge otro hándicap sobre el que sería conveniente tomar medidas: la mayor parte de las exportaciones son de vino a granel, por lo que el precio medio de litro de vino es muy inferior a lo que debería ser en un país donde se elaboran vinos de gran calidad.