Si en alguna ocasión te ocurre que una de tus botellas de vino contiene posos, no te alarmes, es normal. Ante la aparición de estos pequeños residuos, es muy usual pensar que se trata de algún tipo de defecto del vino, que se ha puesto malo, o que es de mala calidad. Sin embargo, estas creencias son absolutamente falsas.

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¿Por qué encontramos posos en vinos buenos?

El principal objetivo de los enólogos es encontrar la máxima personalidad en sus vinos. Por este motivo, resulta vital conseguir uvas de gran calidad, aprovechar de ellas todas sus cualidades, y proceder a su tratamiento de manera que se obtenga el mejor sabor. Como consecuencia, es posible que encontremos vinos con mucho extracto que, posteriormente, puede llegar a apreciarse.

Para evitar la aparición de los posos y conseguir un vino totalmente límpido, durante el proceso de elaboración del vino se llevan a cabo la clarificación y la filtración, cuyo objetivo es retirar los sedimentos naturales que salen en el vino de manera natural. Por contrapartida, mediante estos procedimientos es posible que toda esa expresividad y personalidad del vino se pierda, por lo que hay que tener un estricto control y prudencia a la hora de llevarlos a cabo.

De todos modos, a pesar de la práctica de la clarificación y la filtración, es muy probable que pasados los años y como resultado de la evolución del vino, se formen moléculas que caigan al fondo de la botella. Esto sedimentos son completamente neutros y no ejercen ningún tipo de efecto en el aroma ni en el sabor del vino.

Existen otros tratamientos para evitar los posos, pero resultan muy agresivos, terminan afectando a la calidad del vino, y no tienen nada que ver con la filosofía de producción natural que defendemos.

¿Hay que rechazar un vino porque tenga posos?

Sencillamente, no hay que rechazarlo si este es lo único que presenta el vino y no hay ningún otro indicativo de que se encuentre en mal estado o de que pueda a afectar a su sabor o su aroma.  De todos modos, si prefieres no encontrarte con esta situación en tu copa, puedes evitarlos realizando un buen servicio del vino.

Para ello, en primer lugar, debemos consultar la etiqueta del vino, en la que se nos advertirá de la
posibilidad de que presente sedimentos. El tratamiento de la botella tiene que ser delicada, sin moverla o agitarla bruscamente, y es recomendable dejarla reposar unas horas antes de su servicio. Aunque el consejo definitivo para evitar que caigan posos en tu copa, es decantarla sobre una jarra de cristal transparente. En el momento en el que veamos que el vino empieza a salir más turbio, será el momento de parar la decantación y dejar así los posos en el interior de la botella.

Los posos no deben considerarse como algo desagradable, así que no te asustes si los encuentras en esa botella de Ribera de Duero que guardabas para una ocasión especial. De hecho, hay amantes del vino que prefieren los vinos con posos debido al sabor, el aroma, y la textura que presentan. Al fin y al cabo, es una decisión personal de cada consumidor en función de sus gustos.

Lo importante es disfrutar del vino como a uno del gusto, así que si prefieres evitarlos, todo es decantar, y si no, ¡bienvenidos sean!