Los toneles son recipientes de madera empleados históricamente para guardar el vino, pero de forma tradicional también para su fermentación crianza.

La palabra tonel se emplea, por lo tanto, para cualquier depósito de diversas maderas y diferentes capacidades. Sin embargo, hay muchos tipos de toneles, aunque los más comunes son las barricas.

Las barricas bordelesas son de distintas capacidades, desde los 220 a 500 litros de capacidad, pero siempre fabricadas a partir de roble francés. También existen las barricas americanas, que suelen ser de 225 litros, aunque las famosas botas jerezanas tienen 500 litros de capacidad.

Otros vinos, como algunos dulces italianos, envejecen durante muchos meses en pequeños toneles de 50 litros.

Cada vez es más común encontrar en las bodegas barricas de gran capacidad, 300, 450 o 500 litros, pese a que hay Denominaciones de Origen como Ribera del Duero, que no permite el etiquetado de los vinos como Crianza, Reserva o Gran Reserva cuando se emplean estos grandes formatos para la crianza de los vinos

Esos grandes formatos ayudan a que, con un poco más de tamaño o superficie de madera, el volumen de vino aumente exponencialmente y, por lo tanto, la contribución de los taninos y sabores que aporta la barrica al vino sea muy inferior.

Adecuar el tipo de madera, su procedencia, el tamaño del tonel o su tostado a al terroir de donde proceden las uvas y al vino que se quiere conseguir es una labor importantísima del enólogo. Hace años, estaba de moda que los vinos supiesen mucho a madera, pero de un tiempo a esta parte, se prima por encima de todo la fruta.

Ese aspecto lo hemos tenido siempre muy presente en Bodegas Comenge, donde buscamos una integración perfecta de nuestros vinos para que la variedad se sobreponga siempre.

Diferencias entre tinos y fudres

Los fudres son toneles que se ubican de forma horizontal y cuyos fondos o pámpanos pueden ser redondos y cilíndricos. Algunos elaboradores aseguran que la forma de los fudres incide en las características organolépticas de los vinos, otros simplemente prefieren los cilíndricos porque aprovechan mejor el espacio en la bodega.

Los tinos o tinas son toneles que se instalan en posición vertical y pueden ser de forma cilíndrica o troncocónica. En este caso, al igual que con los fudres, hay diversas teorías sobre el movimiento del vino en el interior de estos depósitos en función de su forma y cómo ésta afecta al resultado final del vino. Los tinos pueden variar su capacidad desde los 1000 litros hasta los 200 hectolitros, por ejemplo.

Una de las razones por la que muchos enólogos prefieren los tinos o fudres frente a depósitos más pequeños como las barricas, a pesar de que su coste es bastante más elevado, es el respeto por el vino, manteniendo sus características primarias.

Además, estos depósitos suelen tener una vida mucho más larga si son bien cuidados. Es interesante el arte de restaurar depósitos antiguos y de su mantenimiento que, en algunos casos, pueden llegar a tener más de 200 años.