¿Te has parado a pensar alguna vez en la botella que contiene ese vino que tanto te gusta? A los que nos gusta acompañar alguna de las comidas con esta bebida, pero que en ningún caso podemos definirnos como entendidos en la materia, suele preocuparnos el producto en sí más que el envase. Suele preocuparnos acertar en la relación calidad precio y dar con el vino ideal que serviremos en la cena y que, normalmente, será diferente según la ocasión… Y, ¿qué pasa con la botella?

En España estamos muy acostumbrados a no ver grandes diferencias entre unas y otras. La mayoría son de vidrio verde oscuro,… algo que llevamos observando durante años y por lo que, probablemente, nunca nos hemos preguntado pero, algo que también tiene un porqué.

La botella de vino que nos es más familiar, es aquella de vidrio de 750 ml, que de diseño y forma bastante reciente, posee un color pensado para proteger el vino de la luz. Esta es la razón por la que los vinos tintos suelen encontrarse en botellas de vidrio verde oscuro; los blancos en botellas de vidrio verde claro y los vinos dulces, en botellas de vidrio transparente.

Aunque en la actualidad, el color del vidrio tiene más que ver con motivos comerciales y estéticos que ayuden a llamar la atención sobre el producto, hasta no hace mucho, el verde era el color predominante; prácticamente el único al que nos tenían acostumbrados buena parte de los comercios encargados de comercializar el vino.

Pero además del color de la botella que destaca muchos de los matices del producto que contiene, hay algo más: su forma; y es que si el color del cristal ya es motivo de peso para la industria del packaging o de los envases, no lo es menos la forma del recipiente.

COMENGE-TELEGRAFO

Entre las formas que han conseguido destacarse del resto, se encuentran la botella bordelesa y la borgoñona. La primera de ellas, la más habitual en el mercado español, se fabrica en grandes volúmenes y es más económica; la forma de la botella tipo “burdeos¨ tiene que ver con la posibilidad de que al inclinar la botella para decantar el vino, los posibles posos se queden en la parte cóncava del cuello. Los vinos de Burdeos, elaborados fundamentalmente con Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc, son bastante estructurados y tienen más posibilidades de que se formen posos en las botellas, lo mismo que sucede en España con la variedad Tempranillo.

La segunda, la botella de borgoña, es algo más ancha y más corta que la primera, y menos utilizada. Los vinos de Borgoña elaborados con Pinot Noir, son mucho menos coloreados y estructurados y, por tanto, menos susceptibles de presentar precipitados, razón que explica que las botellas tengan esa forma continuada donde el vino se vierte sin necesidad de retener nada.

BANDEJA QUESOS REGALO LOS QUESOS DE L´AMELIÉ. BLOG BODEGAS COMENGE

Es muy posible que el desarrollo del diseño y con él, la importancia creciente de la industria del packaging, sigan ofreciéndonos nuevos envases, nuevas botellas que rompan con la imagen más tradicional del botella de vidrio verde con la que llevamos siglos conviviendo y que, sin embargo, empieza a dejar paso a nuevos diseños que decoran las estanterías de supermercados y de comercios especializados en vino.

Entre los diferentes diseños de botellas de vino, podemos hablar ya de botellas troncocónicas, de botellas aflautadas, estilizadas y de nuevas versiones de modelos antiguos que buscando primero la mirada del consumidor, lo que persiguen es un paladar que quiera repetir producto.