Los recuerdos, los momentos agradables y placenteros están irremediablemente asociados al vino y a la mesa. Grandes pensadores, personajes anónimos y personalidades destacadas de muchas disciplinas, han aludido en algún momento de su vida al vino, y lo han hecho para destacar sus bondades y beneficios; lo han hecho para agradecerle su función inspiradora y su compañía memorable.

Si algo tiene nuestra cultura es un refranero popular extenso y si algo tiene nuestro refranero popular, es que está plagado de alusiones y frases sobre el vino. Para bien o para mal, por exceso o por defecto, el vino y su consumo han sido utilizados para establecer paralelismos entre los sentimientos más tiernos o las costumbres menos recomendables. Pero el caso es que ahí está: presente, ineludible, inolvidable… y si no, que se lo digan a Gustav Mahler, compositor austríaco del siglo XIX que no dudó en afirmar que “un vaso de vino en un momento oportuno, vale más que todas las riquezas”; o a Sir Francis Bacon, célebre filósofo y escritor inglés, que calificó al vino como uno de uno de los mejores placeres para el paladar que hay en la vida.

…  Y es que todo esto viene de lejos, de muy lejos, de tan lejos, que son pocos los refranes aparecidos después del siglo XVI. Y si en aquel momento surgieron, entre otras cosas, para imponer toda una serie de ritos y comportamientos sociales y para aliviar tensiones, hoy podemos decir que está claro que lo consiguieron… por lo menos en todo lo que al vino, sus costumbres, su cultura y su entorno se refiere.

Estos señores del siglo XVI, en su mayoría anónimos, nos han dejado una retahíla de frases, dichos, refranes con y sin rima, a las que acudimos diariamente y en las que buena parte de ellas, el vino es el rey. Está claro señores, al pan, pan y al vino, vino y para llegar a viejo: bebe vino y come queso; y mientras tanto, con pan y vino se anda el camino y precisamente, por esta razón, hay que hacer caso a Salomón, el sabio que dijo que el vino alegra el corazón.

Pero aún hay más, que al vino y al niño hay que tratarlos con cariño y que jamón y vino añejo, estiran el pellejo o que mesa sin vino, olla sin tocino… la cultura popular, la inspiración, la poesía, la tristeza y la alegría, porque ya lo dijo Fleming: “si la penicilina cura a los hombres, el vino les hace felices”.