Con la llegada del invierno y la caída de las hojas, comienza una de las épocas más importantes del año en viticultura: la poda de invierno.

La poda se realiza durante el tiempo de parada vegetativa de la vid, desde dos o tres semanas después de que se caigan las hojas hasta el periodo llamado ‘desborre’, cuando las pequeñas yemas empiezan a salir. Durante este periodo invernal hay que tener en cuenta el no podar cuando haya helado, algo muy común en el clima de la Ribera del Duero, pues los sarmientos podrían resquebrajarse.

Esta práctica cultural en el viñedo tiene como fin el definir el número de yemas que dejaremos por hectárea, siendo esta la primera medida cultural que nos permite reducir la producción de la cepa, además de renovar los brotes de donde crecerán los racimos y conseguir un equilibrio vegetativo de la planta (relación adecuada de tallos, hojas y racimos por planta)

También es preciso tener en cuenta que la poda es muy distinta en función de la zona de plantación, la variedad de uva, el sistema de conducción, el vino que se quiera conseguir o los factores externos como enfermedades o las inclemencias meteorológicas que se hayan podido ocasionar durante el año anterior.

Un ejemplo, como hemos comentado anteriormente, es el riego de heladas tardías y granizo en la Ribera del Duero.  Es habitual que granice o hiele en mayo, por lo que en las parcelas más propensas a sufrir heladas es preferible hacer una poda de invierno larga (mayor número de yemas por vara de lo normal), con el fin de retardar la brotación de las primeras yemas, y después realizar labores en verde para controlar la producción.

El sistema de conducción (forma que se le otorga a la cepa) será fundamental a la hora de adaptar la cepa a las condiciones climáticas y orográficas del viñedo, en aras de conseguir un vino de calidad y es uno de los factores determinantes del tipo de poda que practiquemos cada año.

poda

En este sentido, en la Ribera del Duero encontramos principalmente dos sistemas de conducción:

Poda en vaso:

El sistema de conducción en vaso es el sistema más tradicional, en el que las cepas se encuentran a ras de suelo. Las cepas normalmente se forman de tres brazos, cada brazo dos pulgares y, en cada pulgar se suelen dejar dos o tres yemas.

En este sistema, las cepas simulan una especie de arbusto, por lo que es necesario tener especial cuidado en cómo se reparten los brazos y las yemas con el fin de que la planta esté equilibrada y la masa foliar permita después la suficiente aireación.

Poda en espaldera:

El sistema de conducción en espaldera es aquel en el que los brazos de la cepa se extienden hacia los lados, formando un cordón continuo a lo largo de un alambre de sujeción. El pie de la cepa es alto (entre 60 cm y 1 metro del suelo), consiguiendo una buena distribución y mayor aireación de los racimos debido a la disposición ordenada de las varas.

Dentro de la conducción en espaldera se pueden hacer dos tipos de podas:

  • Guyot: consiste en renovar la vara del año anterior y formar un nuevo pulgar. Del pulgar, se dejan crecer las yemas. Se puede hacer simple (una vara y un pulgar) o doble. Esta poda mejora la productividad en aquellas viñas que producen pocos racimos o racimos de pequeño tamaño.
  • Cordón Royat: sobre un brazo permanente atado sobre un alambre horizontal hay varios pulgares dispuestos a lo largo, distribuidos cada 20 centímetros. El cordón puede ser simple (cuando sólo se deja un brazo a la cepa) o doble (cuando se deja un brazo a cada lado, sistema imperante en la Ribera del Duero  debido al distanciamiento entre las cepas).

En Bodegas Comenge empezaremos dentro de pocas semanas a podar. En nuestro caso, salvo el Pago de la Cruz de Canto formado en Cordón Vertical, todo el resto del viñedo se ha formado con el sistema de Cordón Royat, doble en el caso del viejo Pago de los Ismas y simple en el resto de nuestros viñedos.

La poda transcurre de la siguiente manera: sobre el brazo de un metro de longitud dejamos permanentemente 6 pulgares. En cada pulgar encontramos dos sarmientos del año anterior.

Para la renovación anual escogemos el sarmiento más cercano al brazo, que podaremos dejando sólo dos yemas,  suprimiendo por completo el sarmiento superior. De esta manera mantenemos la forma de la vid, regulamos el rendimiento  y mejoramos la disposición de los futuros tallos. En este sentido, nuestras espalderas son más altas de lo habitual que en el viñedo de la Ribera del Duero, pues llegamos a la conclusión que con esa altura y una buena disposición de los racimos conseguimos minimizar el riesgo de sufrir ciertas enfermedades endémicas y obtener uvas ecológicas de excelente calidad.