permacultura

Se trata de un término que se comenzó a usar a finales de los años 70 por los australianos Bill Mollison y David Holmgren, que lo definieron como “el diseño consciente y mantenimiento de ecosistemas agrícolas productivos, los cuales tienen la diversidad, estabilidad y resistencia de los ecosistemas naturales. Es la integración armónica del paisaje y la gente produciendo comida, energía, cobijo y otras necesidades y no materiales de una manera sostenible».

Habitualmente la permacultura se atribuye a las técnicas de la agricultura ecológica, pero en realidad es mucho más que eso. La palabra relaciona de forma generalizada con la ‘Agricultura Permanente’ aunque en realidad es más correcto hablar de ‘Cultura Permanente’, ya que también hace referencia a los sistemas políticos, económicos y sociales basados en el ecosistema natural.

La bioingeniería, la sostenibilidad medioambiental, la gestión de los recursos o la arquitectura sostenible y su integración dentro de una comunidad a través de un sistema económico y político son algunos de los aspectos que forman parte de la permacultura.

La Naturaleza, fuente de sabiduría

No se trata, por lo tanto, una vuelta a la cultura ‘hippy’ de los años 60 y 70, sino más bien una ‘contra-cultura’ alejada del materialismo. Una filosofía que se basa en la observación de cómo funcionan los ecosistemas y la adaptación de los procesos naturales a un modelo social.

Un modelo de futuro, que busca la armonía y consonancia con la naturaleza, el aprovechamiento de los recursos naturales pero sin agotar los recursos, con el fin de lograr una sociedad sostenible y colaborativa.

Holmgren, uno de los padres de la permacultura, definió un decálogo, unas líneas a seguir para instalar esta filosofía en vida cotidiana:

  1. Observar la naturaleza y relacionarse con ella.
  2. Aprovechar los recursos naturales, son una inagotable fuente de energía que favorece la no degradación del medio.
  3. Garantizar la supervivencia de la comunidad sin perder de vista a las generaciones futuras.
  4. Autorregularse.
  5. Usar los recursos renovables.
  6. No producir residuos.
  7. Detectar patrones en la naturaleza y aplicarlos a los detalles de la vida cotidiana.
  8. Ayudarse los unos a los otros mediante la creación de sinergias, al igual que ocurre en la naturaleza.
  9. Buscar soluciones pausadas pero de más calado.
  10. Valorar la diversidad, no todos somos iguales.
  11. Tener en cuenta los contrastes, es donde se encuentra la mayor riqueza.
  12. Adaptarse al cambio.

¿Es la permacultura una utopía? Desde luego no es sencillo integrar esa filosofía y modo de vivir en la sociedad actual, pero sí se pueden implementar ciertas conductas con el fin de estar en armonía con la naturaleza y aprender de ella.

Viticultura sostenible

En el caso de Bodegas Comenge, nuestras prácticas agrícolas van a favor del mantenimiento de la diversidad en nuestros viñedos, evitando el uso de pesticidas en el cuidado de los mismos, trabajando exclusivamente bajo los principios de la agricultura ecológica.

Al tiempo, hemos tomado prestadas una de las herramientas más valiosas que nuestro viñedo pone a nuestra disposición: las levaduras. Los diferentes trabajos de investigación realizados en estos últimos 15 años, en colaboración con la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, nos ha permitido conocer en profundidad este pequeño mundo que habita en nuestros viñedos, aprovechando sus cualidades en la fermentación de nuestros vinos.

Existe, en la actualidad, una Academia de Permacultura Integral que ofrece cursos para promocionar esta forma de vida. La primera de las escuelas se fundó en el Reino Unido, pero hoy en día existe una red de eco-escuelas y eco-aldeas distribuidas en Europa.

En España está disponible una Red Ibérica de Permacultura que se extiende por prácticamente todas las comunidades autónomas.