Aunque España es más conocido mundialmente por la elaboración de vinos tintos, especialmente con las variedades Garnacha y Tempranillo (aunque adopta diferentes nombres en función del territorio en el que nos encontremos), lo cierto es que la diversidad de uvas blancas es muy amplia.

La uva Airén es en la actualidad la más plantada, aunque la fama de la Palomino, Verdejo, Albariño u Hondarribi Zuri (con la que elaboran los vinos de la D.O. Txacolí) están fuera de toda duda.  Si embargo hay multitud de uvas blancas minoritarias y mucho menos conocidas con las que se elaboran vinos de gran calidad en todo el territorio español.

Castilla y León

Albarín: Su origen es asturiano, en concreto de Cangas del Narcea, pero quizás los vinos de Albarín de León son los que han cobrado más protagonismo en los últimos tiempos. Es una variedad de alto grado alcohólico, golosa en boca, con notas a fruta de hueso y herbáceas.

Rioja

Maturana Blanca: La filoxera prácticamente acabó con ella, pero a finales de los años 80 en La Rioja, único lugar de cultivo conocido de esta variedad comenzó su recuperación. Se trata de uva con acidez elevada, baja productividad y alto grado alcohólico; muy apta para su crianza en barrica.

Canarias

Marmajuelo: Se trata de una uva que principalmente se cultiva en la isla de Tenerife. Con esta variedad se elaboran vinos de bastante acidez, con aromas tropicales y a monte bajo. Puede decirse que los vinos 100% monovarietales se han puesto en valor en los últimos años, un perfil muy interesante.

Listán Blanco: Es la uva blanca más cultivada en el archipiélago canario. Se elaboran tanto vinos económicos como de gran calidad, es una uva muy versátil. Se pueden conseguir buenos rendimientos en su cultivo y se da especialmente bien en el suelo volcánico de las islas. Son muy característicos sus aromas a monte bajo y mineralidad.

Galicia

Treixadura: Se encuentra principalmente en Ribeiro, zona a la que debe su fama, y en Ribeira Sacra. Las cepas son de baja productividad y es bastante resistentes a las enfermedades. Los vinos elaborados con Treixadura son bastante aromáticos, con aromas florales y algo balsámicos.

Loureira: Sobre todo se encuentra en Rías Baixas y Ribeiro. Es una variedad muy fresca y aromática, con acidez elevada. En nariz da aromas florales, cítricos y frescos. Los vinos no presentan un grado alcohólico excesivamente elevado.

Caíño Blanco: Se trata de uva tan escasa como interesante. Antes se solía usar para vinos de mezcla, pero en la actualidad también se elaboran varietales realmente interesantes. Su capacidad para alcanzar una alta graduación alcohólica y su buena acidez, permiten la elaboración de vinos de guarda cremosos y con aromas a flores blancas y fruta de hueso.

Estas son sólo algunas de las uvas blancas autóctonas y minoritaria existentes en España, muchas de ellas, sobre todo las gallegas, es posible encontrarlas en Portugal, aunque con nombres distintos.

Hace unos años, lo normal es que estas variedades se emplearan junto con otras más productivas o extendidas, sobre todo porque estaban mezcladas en el viñedo e, incluso, era muy difícil su identificación. Sin embargo, en los últimos años las uvas especiales están de moda y es más sencillo encontrar vinos mono-varietales en las cartas de vinos de restaurantes y tiendas especializadas.