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En numerosas ocasiones hemos tratado en este blog algunos aspectos sobre viticultura que no sólo sirven para elaborar vinos fieles a la personalidad de un territorio, con un total respeto por el medio ambiente, sino que también suponen una forma de mantener y apostar la sostenibilidad ambiental.

Prácticas que conllevan años de investigación, de observación del medio que nos rodea, de saber cómo funciona el ecosistema de los viñedos de Bodegas Comenge, con el fin de trasladar el paisaje a una copa de vino. Pero trasladarlo en armonía con el entorno, aprendiendo e incentivando los procesos naturales con el fin de cuidar y respetar el patrimonio vivo.

Viticultura respetuosa

Todos esas prácticas culturales y procesos no tendrían sentido si en la bodega, durante la elaboración del vino, no se siguiese la misma filosofía. Muchos son los que se suben al carro de la sosteniblidad, en muchos casos con la construcción de grandes bodegas o edificios que aúnan las últimas tecnologías.

Sin embargo, la sostenibilidad no sólo se refiere a la instalación de elementos como placas solares, el concepto va mucho más allá. Como ya hemos descrito con anterioridad, la reducción de uso de tratamientos de síntesis química o el empleo de abonos naturales son otras prácticas importantes.

Una de las zonas pioneras en investigación en este campo en España es la Denominación de Origen Priorat, que junto a la D.O. Montsant, han trazado un proyecto denominado LIFE PRIORAT+MONTSANT que comenzó en 2016 y finalizará en 2020. Con una inversión de 1,53 millones de euros suman esfuerzos para invertir en la investigación de métodos que puedan reducir la llamada ‘huella ambiental del producto’.

La iniciativa incluye desde establecer una serie de líneas a seguir para la obtención sostenible de la materia prima (la uva), hasta reducir el impacto de procesos de elaboración en bodega (desde la reducción del consumo energético, hasta el reciclado de los materiales), pasando por el uso de materia seca (botellas, etiquetas, cajas) que reduzca la huella de carbono, para terminar con el impulso del enoturismo ecológico.

Eficiencia energética en la elaboración de vino

En Europa también existió un proyecto similar, que concluyó en 2014, denominado EcoWinery, a través del cual se organizaron una serie de simposios y jornadas de sensibilización sobre distintos aspectos atribuidos a la producción sostenible de vino.

Le eficiencia en el uso de los recursos, como el agua o la energía; la importancia de apostar por el empleo de energías renovables; el ecodiseño o cómo esbozar arquitectónicamente una bodega y su entorno, etc… Son algunos de los asuntos que se trataron. Los resultados de dicho proyecto aún pueden ser consultados por profesionales del sector en la web habilitada para ello.

Es evidente que todo ello debe ir acompasado por una viabilidad económica, ya que la maquinaria más eficiente energéticamente suele tener un mayor coste. Sin embargo, la vid tarda años en desarrollarse y el viticultor tarda muchos más en aprender de ella. El cultivo de la vid y la elaboración de vino es un estilo de vida, un proyecto a largo plazo, una joya de la que disfrutarán generaciones venideras. Pero, ¿cómo van a disfrutarlo si se destruyen los recursos naturales?