Por mucho que algunos lo piensen, San Valentín no es un invento de las grandes superficies. Su historia probablemente más certera, aunque no clara del todo, tiene que ver con la labor de la Iglesia Católica en erradicar una costumbre pagana.

En el siglo V D.C. el Papa Gelasio I quiso terminar con la fiesta romana de las Lupercales. Esta celebración de la antigua Roma se festejaba el día 15 de febrero en honor a la loba (Luperca) que supuestamente amamantó a los hermanos gemelos Rómulo y Remo en el Monte Palatino y que supuso el germen del Imperio Romano.

El papa Gelasio I decidió dedicar justo un día antes de la fiesta romana de las Lupercales una celebración en honor al Santo Valentín. El origen de este Santo también se remonta a Roma, en concreto al 270 D.C.

En aquella época, el emperador Claudio II prohibió el matrimonio de los jóvenes soldados, pues consideraba que el amor y las relaciones con mujeres mermaban sus capacidades para combatir. Sin embargo, había un sacerdote llamado Valentín que se saltó la norma del emperador consagrando en matrimonio de forma clandestina a los jóvenes soldados que lo deseaban.

Cuando el emperador Claudio II se enteró, mandó ejecutar a Valentín, y éste apeló a la piedad de distintas instituciones Cristianas. De poco sirvieron sus plegarias y Valentín fue ejecutado el 14 de febrero del año 270. El sacerdote murió como un mártir y después fue nombrado Santo. Es por eso que dos siglos después el papa Gelasio I aprovechó este hecho histórico para que se dejase de celebrar en roma la costumbre pagana de las Lupercales.

¿Y qué tiene que ver Cupido en todo esto?  El gracioso angelito representado con un arco y una flecha, cuyo nombre procede del latín y significa ‘deseo’, era hijo de Venus, la diosa del amor. En la mitología griega, Cupido era el dios Eros (hijo de Afrodita) y se representaba de esta forma porque su función era causar el enamoramiento con sus flechas de punta de oro entre hombres y mujeres, pero también la amistad.

En este punto, seguro que estarás pensado… “Ya, pero el tema de los regalos seguro que fue idea de las grandes superficies”… ¡Pues tampoco! La historia de la celebración del Día de San Valentín continúa en el S. XIX en la localidad de Worcester, Massachusetts. Esther A. Howland tuvo la genial idea de empezar a comercializar postales y dedicatorias en una librería regentada por su padre con motivos de corazones para celebrar el día de San Valentín. Los regalos conquistaron un gran éxito, tanto que se ha extendido a nuestros días.

En definitiva, el origen de San Valentín no está del todo certificado, pero sin lugar a dudas es una fiesta extendida casi a nivel mundial, aunque sobre todo en occidente.  En algunos países, este festejo está más orientado a la amistad que al amor, así que, tengas pareja o no, ¿por qué no dedicar a celebrar un día con las personas que más quieres?