Como cualquier industria, la del vino cuenta con una serie de fortalezas que la ayudan a desarrollarse y a seguir creciendo, y con una serie de amenazas a las que quiera o no, tendrá que hacer frente, porque su permanencia o su desaparición no dependen de ella. Nos referimos al cambio climático.

A estas alturas, deben de ser pocos los que duden de la existencia de un cambio climático que afecta a la totalidad del planeta y que acusan todos y cada uno de los seres vivos que lo habitan. La uva, su cultivo y al final, su industria, son algunos de los que, como otros, empiezan a verse afectados directamente por las alteraciones que, como consecuencia del clima, sufre su desarrollo.

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No es España la única que vive bajo esta amenaza. Cualquier país productor de vino sabe que la vid es especialmente sensible a los cambios de temperatura, unos cambios que han modificado los parámetros de temperatura necesarios para su cultivo óptimo. Parece evidente que el cambio climático está alterando el proceso de desarrollo y crecimiento al que estamos acostumbrados y que, como consecuencia, algunos hayan empezado a pensar en adelantarse a este cambio inevitable que está transformando y alterando el transcurso de las tradicionales estaciones del año.

Aunque ya ha habido quien ha empezado a llevarse sus cultivos a lugares de mayor altitud con el fin postergar las consecuencias más directas que el cambio climático pueda tener sobre sus vides, el sector vitivinícola, consciente de la gravedad de la situación, colabora con investigadores y universidades en diferentes proyectos sobre este fenómeno.

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El trabajo de especialistas y expertos en el cambio climático en diferentes proyectos de investigación y en el efecto del cambio climático en las plantas, ha sido también el protagonista del Congreso Nacional de Enólogos celebrado a finales del pasado mes de mayo en Mérida.

Según la doctora Mar Vilanova, de la Misión Biológica de Galicia y, responsable del grupo gallego que ha participado en el proyecto de investigación premiado en el mencionado congreso, el aumento de la temperatura ha tenido como consecuencia que la recogida de la uva se realice, en muchos casos, antes de época de la vendimia.

Uvas trituradas en vendimia de bodegas Comenge

La relación entre la temperatura, el color de la variedad de uva estudiada, el aumento del grado de alcohol y cómo afecta éste al color de la uva, son algunas de las conclusiones alcanzadas en un extenso trabajo del que al final, podrán beneficiarse los diferentes agentes implicados en la industria vitivinícola; ante una realidad climática como la actual, la industria del vino, trabaja ya por adelantarse a un nuevo ciclo que, desde hace tiempo, viene anunciando su llegada.