En el anterior post tratamos algunas de las enfermedades y plagas más conocidas que afectan al viñedo en todo el mundo, pero hay más, muchas más. Las cepas están expuestas al ataque de hongos y bacterias que afectan a las distintas partes de la planta y son en mayor o menor medida perjudiciales en función de la climatología de cada zona o añada, variedad o suelo.
En este segundo post explicamos algunos de otras enfermedades y plagas. En los viñedos de la Ribera del Duero, las más comunes de las descritas a continuación son la polilla del racimo y los daños producidos por los conejos.
- La polilla del racimo: Este ataque está producido por las crías de dos tipos de mariposas, comúnmente conocidas como polillas del racimo, y que se alimentan directamente de las bayas. El primer ataque lo producen las mariposas, creando un velo de color blanco en el racimo, después, son las orugas o crías las que se alimentan directamente de las uvas. Además provocan un segundo efecto, al romper las bayas, crean una ‘puerta’ para la invasión de la botrytis cinerea o podredumbre gris, de la que hablamos en el anterior post. Como curiosidad con respecto a la forma de combatir esta plaga, es muy efectiva la técnica de ‘confusión sexual’. Es un método no invasivo con el viñedo, en el que no se emplean productos químicos, lo que pretende es ‘engañar’ a los machos de la polilla mediante la instalación de difusores de feromonas de polillas hembra en el viñedo. Con el acoplamiento de trampas en las parcelas a modo de testigo, se ha demostrado que este método tiene la misma eficacia que el uso de los insecticidas habituales.
- Los conejos: Aunque está considerada una plaga secundaria, estos animalillos son especialmente nocivos cuando los primeros brotes verdes nacen en las cepas, sobre todo en climas secos con escasa vegetación y zonas de monte bajo, donde las madrigueras son abundantes. Hay principalmente tres formas de evitar el daño causado por los conejos, instalar una alambrada alrededor de la parcela, cubrir el tronco de las vides con unos cilindros de plástico o colocar repelentes en cordeles a unos 20 centímetros del suelo.
- Ácaros: En concreto se trata los ácaros fitófagos, principalmente la araña amarilla común –Tetranychus urticae-, la araña roja – Panonichus ulmi– y la acariosis –Calipetrimerus vitis-, ya que también en la viña se encuentran numerosas especies de ácaros fitoseidos muy beneficiosos, depredadores de los primeros. También son uno de los alimentos preferidos de las encantadoras mariquitas, muy abundantes en nuestras viñas. Los ácaros fitófagos son arácnidos que se propagan de forma irregular en una zona porque su multiplicación depende en gran medida de las prácticas culturales de los viticultores. El uso de insecticidas, fungicidas y otros tratamientos de síntesis química favorecen su desarrollo, por eso, su presencia varía de una parcela a otra. Precisamente este año se ha observado en la Ribera del Duero una presencia mayor de acariosis, posiblemente debido a las temperaturas más bien bajas que hemos tenido durante el periodo de brotación. Estas condiciones retardan el desarrollo de la vid, haciendo más fácil el ataque de estos pequeños ácaros. Entre las técnicas para evitar su proliferación, es muy común en la Ribera del Duero el empleo de azufre en forma de polvo mojable. Este tratamiento se suele hacer en antes de la floración para proteger el viñedo del oidio, pero es también muy eficaz para espantar a los ácaros.
- Necrosis bacteriana (Xylophilus ampelinus): Es una enfermedad poco conocida que se detectó por primera vez en España en el año 1978 y es una plaga endémica de varias zonas vinícolas del sur de Europa. Se detecta porque aparecen una serie de manchas negras en los sarmientos y en las hojas y el ciclo vegetativo se retrasa considerablemente. Además de prácticas culturales preventivas -pues su propagación se produce fundamentalmente por las heridas de poda y por tanto la época en la que se realice esta, la desinfección de las tijeras y la eliminación de los restos de poda son puntos importantes para evitar su propagación-, los tratamientos con cobre son los más efectivos, pero sólo paran el desarrollo de la plaga.
En definitiva, aunque los viñedos están expuestos a multitud de ataques expuestos que pueden ser solucionados con tratamientos de síntesis química, es posible evitar en gran medida el ataque de estas enfermedades y plagas con procedimientos no agresivos con la planta.
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