¿Qué es lo que los amantes de la buena mesa y del buen comer suelen preferir en días de mucho frío, lluvia y nieve? ¿Cuál es ese plato por el que suspiramos cuando volvemos a casa después de haber pasado un buen rato a la intemperie por cualquier razón de obligado cumplimiento? Sí, cualquier plato de cuchara, calentito y bien acompañado de algún vino estupendo. No cabe duda.

Y, ¿cuáles son los vinos más recomendables para acompañar esos platos en los días de frío invierno? Vamos a verlos, vamos a ver qué es lo más apropiado y lo más apetecible para guisos, pucheros, cocidos y calderetas varias, a cuya ingesta suele seguir siempre que sea posible, una bendita siesta en el sofá.

¿Qué vinos van mejor con cada plato?

A las legumbres, ya sean judías, lentejas o garbanzos, les encanta compartir paladar con algún vino tinto crianza; aunque si hablamos de cocido madrileño y de pucheros quizás sea más recomendable un tinto joven que no disfrace el sabor de nuestro plato.

Todo lo que sean fabes, con almejas o con cualquier otro producto, piden vino rosado que por su frescor, encaja perfectamente con este plato de cuchara tan sabroso como poco ligero.

¿Y los arroces caldosos y las calderetas? Un buen vino blanco parece ser la mejor opción, como lo es también un buen vino blanco algo más joven para todos esos platos de cuchara que lleven una buena dosis de pimentón o de picante.

Podría darse el caso de que lo que nos pida el cuerpo sea algún plato más suave aunque también de cuchara; una crema o un puré de verduras, en cuyo caso, como con el arroz y la caldereta, ¿por qué no servirlo con un buen vino blanco joven?

Cualquiera de estas combinaciones conseguirá equilibrar gustos, sabores y texturas. Una comida fuerte y copiosa no parece serlo tanto cuando se la disfruta junto a un vino que la equilibra y que consigue hacer que cada cucharada se convierta en una experiencia aún más sabrosa que la cucharada anterior.

Los fines de semana y con ellos, las horas de la comida y los platos de cuchara hacen del frío una de las mejores razones para disfrutar de este tipo de menús; unos menús en los que no puede faltar una buena botella de vino. Se coman donde se coman, se beban donde se beban, el frío pide cuchara, pide calorías y pide botella y copa de vino.