La respuesta al título del artículo de hoy bien podría resumirse en dos palabras: valor y reconocimiento. Vender menos cantidad y hacerlo a un precio más caro, ha conseguido buenos resultados. En cuestiones comerciales, no es solo el producto en sí lo que determina su éxito. El vino español, uno de nuestros más preciados productos, siempre se se exportó en grandes cantidades, pero ¿a qué precio? A lo largo de los últimos años, el esfuerzo del sector por reforzar y mejorar la imagen de nuestro vino, parece haber dado resultado; un resultado que ha terminado por traducirse en unas ventas menores en cantidad pero mayores en precio y, por lo tanto, en imagen, valor y prestigio.
¿Quién compra nuestro vino?
Al hablar de exportación de vino, ¿qué países son nuestros principales clientes? ¿Quiénes han estado dispuestos a pagar este incremento del precio? Francia, vecino y competidor también en materia de vinos, llegó a pagar el pasado año un 15% más por las compras de vino a granel. Sin embargo, la respuesta a la misma pregunta pero en lo que se refiere a vinos embotellados, la encontramos algo más al norte. Alemania ha sido en este último año, el que más recursos ha dedicado a la compra de vino español, tanto en precio como en volumen. Otros de los países que durante el pasado año pagaron más por nuestros vinos fueron Hong Kong y Corea del Sur.
El año pasado fue bueno. La imagen del vino español se consolidó y su valor aumento en el mercado extranjero. El vino español se ha revalorizado en el exterior y este hecho ha repercutido positivamente tanto desde el punto de vista económico, como desde el del prestigio y la imagen que se tiene de ellos en el resto del mundo.
Dentro de nuestro país, la política llevada a cabo por el sector parece haber funcionado también; aunque los consumidores españoles no han consumido más, si han aumentado el presupuesto destinado a la compra de diferentes vinos.
Y es que aunque calidad y cantidad no tienen por qué estar reñidas cuando hablamos de vino español, el esfuerzo de los profesionales del sector por acercarnos una imagen diferente de nuestros productos y de haberlo hecho también en el extranjero, ha conseguido que los consumidores perciban y dediquen a nuestro vino, un valor y una consideración más que merecida.
Con un buen producto como el vino español, un cambio de estrategia capaz de tocar la disposición y la emoción de los consumidores de cualquier parte del mundo, solo puede terminar con un final feliz.
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