por qué catamos

La cata de vinos es una actividad que, para muchas personas se considera algo snob o una acción que solo los expertos son capaces de hacer.

Participar en una cena con amigos o salir a tomar unas tapas y que alguien comience a hablar de aromas, de taninos o de acidez resulta un comportamiento que causa rechazo en muchas ocasiones.

Pero la razón por la que los vinos se catan va mucho más allá de saber identificar el olor a fresa ácida o a fresa madura. Hay muchas razones por las que catar un vino y, cada una de ellas, tiene sentido en una situación de terminada.

Según el público que recibe la cata, el receptor, se pueden dividir entre catas profesionales y catas para aficionados.

Catas profesionales:

Existen multitud de situaciones en las que es necesario catar un vino y no siempre el objetivo final es vender.

En bodega

El personal de bodega (enólogo, sumiller, bodeguero, comercial…), sin ir más lejos, debe cantar continuamente sus vinos para comprobar que su desarrollo (por ejemplo, durante la crianza en barrica) es el deseado. En estas catas el objetivo es más buscar defectos que ensalzar las cualidades de un vino. Una de las catas más interesantes en bodega es la de uvas para decidir el momento óptimo de vendimia.

Comercialización

Las personas encargadas de vender los vinos a distribuidoras o al canal horeca emplean la cata de los vinos como una potente herramienta de venta. Es habitual que, cuando se saca al mercado un nuevo vino o añada, se caten los vinos para conocerlos antes ofrecérselos al público. De esta forma, la persona encargada de hacerlo tendrá el conocimiento previo sobre determinada etiqueta o añada para que el disfrute sea un éxito.

Valoración

Una de las funciones del comité de cata de los Consejos Reguladores, como el de la Ribera del Duero, es catar los vinos que desean llevar el marchamo de calidad con el fin de comprobar que representan a la zona y que son correctos, en cuanto a su calidad.

Los críticos y periodistas también suelen catar cientos de vinos cada año para poder escribir reseñas o valorar dichos vinos con una puntuación determinada. Ciertos críticos y sus respectivas guías se han convertido, con el paso de los años, en auténticos referentes para profesionales y aficionados, de tal forma que una buena puntuación ayuda, literalmente, a que te quiten el vino de las manos.

El objetivo, en el caso de la prensa, es comunicar con relativa certeza (porque la cata tiene una parte de subjetividad) lo que se va a encontrar el consumidor final.

Formación

Los profesionales necesitan una formación continua, estar al tanto de las novedades del sector, de las modas (que también las hay), de nuevas variedades, etc. Es por eso que cada año se celebran decenas de catas, presentaciones y salones de vino.

Catas para aficionados:

Lúdicas

Hay tantas catas de vinos, como vinos y personas, cuando el objetivo principal es pasar un buen rato. Catas maridaje (con comida), catas con música, catas de vinos monovarietales, catas clásicas…. La imaginación es libre.

Aprendizaje

Estas catas están enfocadas a winelovers, es decir, aficionados al vino que ya cuentan con algo de experiencia previa. La idea es hacer una cata de vinos con el objetivo de que el asistente aprenda, pero de una forma sencilla y un lenguaje divulgativo. Este tipo de catas suelen ser temáticas, por ejemplo, blancos de la Ribera del Duero, misma variedad de distintas zonas, descubrir los vinos de una determinada región….

En Bodegas Comenge disponemos de varias experiencias gracias a las cuales tendrán la ocasión de vivir un primer acercamiento a este apasionante mundo.