Salir a comer a un buen restaurante y disfrutar de una botella de vino especial es uno de los pequeños grandes placeres de la vida. Pero ¿qué pasa si en casa tienes esa botella que llevas años guardando, esperando la ocasión perfecta? ¿O si prefieres un vino concreto que no aparece en la carta del restaurante? Ahí entra en juego una práctica cada vez más común: el descorche.
¿Qué es el descorche?
El descorche, también conocido como corkage fee en países anglosajones, es una tarifa que algunos restaurantes aplican a los clientes que traen su propia botella de vino. En lugar de elegir un vino de la carta, llevas el tuyo, y el restaurante lo sirve, lo abre, pone las copas adecuadas y se encarga de todo como si fuera uno de sus vinos.
Esta práctica no es nueva, pero en los últimos años ha ganado popularidad en España, especialmente en restaurantes de alta cocina o locales con una filosofía más abierta hacia el disfrute del vino.
¿Cuánto se cobra por el descorche?
No hay una tarifa estándar. El precio del descorche varía mucho dependiendo del tipo de restaurante, del nivel de servicio y del lugar en el que estés. De forma general:
- En restaurantes de gama media, la tarifa suele oscilar entre 5 y 15 euros por botella.
- En establecimientos de alta gama, especialmente aquellos con sumiller, copas Riedel o Zalto y servicio técnico de vino, el descorche puede llegar a 30 o incluso 50 euros por botella.
En algunos casos, si llevas varias botellas, los restaurantes aplican un precio reducido por la segunda o tercera, o incluso pueden no cobrar el descorche si consumes también vino de su carta.
¿Qué estás pagando realmente?
Es fácil pensar que pagar por abrir una botella “que ya has pagado tú” es injusto. Pero en realidad, la tarifa de descorche no es sólo por quitar el corcho: estás pagando por el servicio.
Esto incluye:
- El uso de cristalería adecuada (copas limpias y de calidad).
- El enfriamiento o atemperado correcto del vino.
- El descorche profesional, evitando errores.
- El servicio en mesa, que puede implicar decantar, controlar temperatura o incluso armonizar el vino con los platos.
Y, por supuesto, la pérdida potencial para el restaurante, que deja de vender un vino de su carta.
Desde esta perspectiva, la tarifa de descorche es razonable y, en muchos casos, una cortesía hacia el cliente que desea disfrutar de una botella especial en un entorno gastronómico.
¿Cuándo merece la pena llevar tu propio vino?
Llevar tu propia botella a un restaurante puede ser una excelente decisión en ciertos casos:
Vinos de colección o añadas antiguas: Si tienes un Comenge Don Miguel 2009 guardado como oro en paño, y sabes que el restaurante no lo tiene, el descorche puede ser la mejor manera de disfrutarlo en la compañía adecuada.
Celebraciones especiales: Aniversarios, cenas íntimas o reuniones familiares donde el vino tiene un valor sentimental.
Armonías personalizadas: Si sabes exactamente qué vino armoniza con el menú que vas a pedir, o si eres un amante del vino con una selección personal muy cuidada.
Eso sí: es importante avisar con antelación. Llamar al restaurante y preguntar si aceptan descorche es fundamental. Algunos no lo permiten, otros lo hacen con condiciones, y otros lo acogen con entusiasmo. También es de buen gusto pedir al menos un entrante, un plato principal o algún vino por copas del restaurante para mantener un equilibrio comercial.
¿Qué opinan los restaurantes?
La percepción varía. Algunos lo ven como una amenaza a su margen comercial, especialmente si su carta de vinos es una fuente importante de ingresos. Otros, sin embargo, lo consideran una señal de respeto por el vino y una oportunidad para ofrecer una experiencia personalizada y de alto nivel.
Cada vez más restaurantes incluyen el descorche como un servicio formalizado. Algunos incluso lo promueven, ya que atrae a un público apasionado por el vino y dispuesto a gastar más en la experiencia global.
El descorche y los vinos de Comenge
En Comenge entendemos el vino como parte de un momento. Por eso, creemos que cada botella tiene su lugar y su tiempo. Si tienes una de nuestras botellas esperando la ocasión perfecta, quizás ese día haya llegado.
Ya sea un Comenge El Origen, un Familia Comenge o uno de nuestros vinos de finca como Don Miguel Comenge, llevarlo a tu restaurante favorito puede ser una forma magnífica de celebrarlo como merece. Solo recuerda hablar con el restaurante antes, cuidar el transporte y confiar en el sumiller o camarero para que el servicio esté a la altura de tu vino.
Porque una gran botella no solo se bebe, se vive.
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