El vermut, esa bebida que evoca aperitivos, encuentros con la familia y amigos y una tradición que se remonta a siglos atrás, y que además ha recobrado popularidad en los últimos años. En Bodegas Comenge, donde nuestro amor por el vino y la tradición vinícola está en el corazón de todo lo que hacemos, es un placer compartir el origen y la esencia del vermut, y cómo este está íntimamente relacionado con el vino.

Origen e Historia del Vermut

El vermut es un vino aromatizado que se elabora habitualmente a partir de una base de vino blanco o tinto, al que se le añade una mezcla de hierbas, especias y otros ingredientes botánicos. Su nombre proviene de la palabra alemana «wermut», que significa ajenjo, una de las hierbas principales que se utilizan en su elaboración. El ajenjo, conocido por su sabor amargo y propiedades medicinales, ha sido históricamente uno de los ingredientes distintivos del vermut.

Los orígenes del vermut se remontan a la antigua Grecia, donde el médico Hipócrates preparaba un vino medicinal conocido como «vino hipocrático» al macerar flores de díctamo y ajenjo en vino. Sin embargo, la versión del vermut que conocemos hoy en día tiene sus raíces en la Italia del siglo XVIII, cuando los comerciantes de Turín empezaron a experimentar con vinos aromatizados para crear una bebida más sofisticada y compleja.

Relación con el Vino

Para entender el vermut, es crucial reconocer su base: el vino. Como en la elaboración de cualquier buen vino, la calidad del vermut depende en gran medida del vino base utilizado. Un vino de alta calidad servirá de lienzo perfecto para resaltar y complementar los sabores de los botánicos añadidos.
El vino base en el vermut puede ser blanco, tinto o incluso rosado. A menudo, se utiliza vino blanco seco porque su perfil más neutral permite que los botánicos brillen con mayor claridad. Sin embargo, algunos vermuts rojos se elaboran a partir de vino tinto, lo que les confiere una mayor profundidad y complejidad en el sabor.

El Proceso de Elaboración

El proceso de elaboración del vermut comienza con la selección del vino base, que luego se mezcla con una infusión de botánicos. Estos botánicos pueden incluir una amplia variedad de ingredientes, desde hierbas amargas como el ajenjo hasta cítricos, canela, clavo, vainilla, cardamomo, y más. La mezcla se macera durante un tiempo para que los sabores se integren plenamente. Posteriormente, el vermut puede endulzarse, generalmente con azúcar de caña, para equilibrar la amargura de las hierbas y aportar redondez al paladar.

El Vermut en la Cultura Moderna

Hoy en día, el vermut ha trascendido su papel original como aperitivo para convertirse en un ingrediente esencial en la coctelería. También se valora su consumo en su forma más pura, como una bebida que se disfruta lentamente, apreciando cada matiz que ofrece. Es una bebida que celebra la tradición vinícola, destacando cómo el vino puede transformarse y adaptarse, conservando su esencia a través de siglos de innovación.
El vermut es más que un simple vino aromatizado; es una celebración de la alquimia entre el vino y la naturaleza. Su estrecha relación con el vino lo convierte en una extensión natural de la pasión que sentimos por el mundo vinícola, y nos recuerda el poder del vino para seguir sorprendiendo y deleitando a lo largo del tiempo.