La larga historia y tradición de la elaboración del vino han ido desarrollando en torno a él una auténtica cultura que cuenta con sus propios códigos y procedimientos. Al igual que ocurre con otras bebidas de carácter artesanal como la cerveza, el café o los cocktails, han ido surgiendo expertos connaisseurs que dotan a estos productos de un aura protocolaria que, en caso de desconocerlos y/o incumplirlos, pueden dejar al consumidor en muy mal lugar.

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En lo que el vino respecta, debemos tener en cuenta una serie de preceptos a la hora de su consumo y servicio, ya sea en una cena informal o de negocios. A riesgo de parecer un poco estrictos, si queremos demostrar que somos unos auténticos amantes del vino, estas normas no se nos pueden escapar.

La botella de vino debe retirarse de la mesa tras servirse. Por ello es necesario contar con una mesa auxiliar donde colocarla. Si nos encontramos en una cena familiar o con amigos, de manera más relajada, podemos dejarla encima de la mesa, por simple comodidad.

La copa de vino nunca ha de cogerse por el cáliz, sino por el tallo. De esta manera, es más sencillo observar la claridad del vino sin ensuciar el cristal, y no alteramos su temperatura, lo cual es importante en vinos fríos como los blancos y el Champagne.

Las copas deben ser lisas y transparentes. Debemos evitar las copas de cristal coloreado que impidan apreciar el color del vino, aspecto importantísimo a la hora de evaluar sensorialmente la calidad de un vino.

No llenes la copa hasta arriba. La medida apropiada está entre un tercio y la mitad de la copa. Cuanta más cantidad de vino haya en la copa, más dificultades tendremos para apreciar sus aromas de manera apropiada. Además, de esta manera, habrá menos riesgo de derramarlo, y ¿hay algo peor que una mancha de vino?

Las copas deben colocarse correctamente en la mesa. Su disposición es de izquierda a derecha, primero la de agua, después la de vino tinto, la de vino blanco, y finalmente la de cava o champagne.

¿Poner hielo en el vino? Comúnmente es considerado como un crimen gastronómico, fundamentalmente en vinos de alto prestigio, ya que las bodegas se esfuerzan por conseguir sabores únicos y personales que disfrutar a una temperatura adecuada y que, con hielo, varían considerablemente. Pero también hay que aceptar que, irremediablemente, sobre gustos no hay nada escrito.

La hora del brindis. Los más puristas recomiendan no hacer chocar las copas en una reunión formal, sino alzar la copa y mirar a los demás a los ojos.

Este conjunto de normas está fundamentalmente pensado para reuniones formales en las que se ha de seguir un código protocolario ya establecido socialmente. Sin embargo, no te sientas intimidado por ello, y ¡sigue disfrutando de tu mejor vino en tu día a día!