Hoy en día es casi imposible pensar en algún sector de actividad, en alguna profesión o en algún producto en los que no intervenga la tecnología. Nos cuesta imaginarnos la vida que llevamos sin alguna de las facilidades que nos ‘regala’ tan a menudo, cualquiera de las herramientas tecnológicas presentes en nuestra vida.
Sin importar a qué nos dediquemos, la tecnología está presente en cada uno de los pasos que damos. Al sector vinícola le pasa exactamente lo mismo; al sector vinícola y a cualquiera de los profesionales que intervengan en su proceso de producción, desde el principio y hasta el final de dicho proceso.
Uno de los últimos conceptos al que empezamos a acostumbrarnos es el de viticultura de precisión, algo que a grandes rasgos, es fácilmente entendido pero que, sin embargo, encierra una complejidad que termina traduciéndose en recursos tecnológicos específicos pensados para optimizar el proceso de producción mediante una reducción de costes siempre con el objetivo de mejorar la calidad del producto y de hacer de él algo único.
No es de extrañar que una industria como la del vino, que no sólo ha de luchar contra el cambio climático, sino contra una creciente competencia, no escatime en investigar todo lo necesario para mejorar las condiciones de sus cosechas y la calidad de sus vinos.
Viticultura de precisión
La tecnología se pone a disposición de toda una industria para responder, mediante la denominada viticultura de precisión, a un reto que consiste en adaptar las técnicas de producción a las necesidades planteadas por cada viñedo. Estamos hablando de un sistema de producción individualizado, organizado, basado en la eficacia; una eficacia que solamente será real si el resultado final es una uva de calidad conseguida con el menor impacto medioambiental y a un coste reducido.
¿Cómo es posible combinar cada uno de estos factores? Los últimos avances tecnológicos tienen la respuesta. Diferentes aplicaciones para teléfonos inteligentes con los que controlar la cosecha de forma remota, drones y GPS, comparten espacio con las técnicas más tradicionales. La posibilidad de conocer el grado de fertilidad de la tierra, su capacidad de rendimiento y las necesidades potenciales que la tierra puede presentar, es ya una realidad destinada a ahorrar tiempo y con él, a destinar los recursos económicos de los que se dispone donde realmente sean necesarios.
Dicho esto, poder ejecutar un plan de estas características, pasa por el compromiso de todos los agentes implicados en la industria del vino. La cooperación de bodegas, Consejos Reguladores y diferentes organizaciones del sector vinícola es fundamental para poder conseguir los resultados deseados; esos resultados que se traduzcan, tal y como se ha comentado con anterioridad, en un vino competitivo y especial; un vino que sea único en cada viñedo. La viticultura de precisión se apoya en la tecnología, depende de ella, pero tan indispensable es disponer de los recursos necesarios para poder investigar en este terreno, como la viabilidad de un trabajo en equipo de todos y cada uno de los agentes inmersos en este sector.
Deja tu comentario