En materia de vino, como en muchas otras, el desarrollo tecnológico, la innovación y la investigación que vive esta industria, alcanza a todos y a cada uno de los objetos, productos y servicios directamente relacionados e implicados en ella. Entre todos ellos hay uno tan pequeño como imprescindible que acompaña siempre a cada botella de vino. Muchos son los tipos de sacacorchos a nuestro alcance, tantos, que elegir correctamente no es tarea fácil para quien, lejos de ser un entendido en vino, lo consume y lo disfruta sin plantearse nada más.

Pero, en cualquiera de los casos, bien está conocer de buena mano cuál de los diferentes tipos de sacacorchos puede ajustarse mejor a cada uno de nosotros porque podemos vernos en una de esas situaciones a las que no se les suele dar importancia hasta que la vivimos; deseosos, ansiosos, entusiasmados por acompañarnos de un buen vino en una estupenda velada, ¿qué hacemos si no disponemos de tan importante objeto? O, ¿si no conseguimos utilizarlo correctamente y nuestra botella de vino termina yéndose al traste por no saberla abrir? Ni demasiado sofisticado, ni demasiado rústico… ¿qué tipo de sacacorchos es el más adecuado o el más cómodo para mí? ¿Cuántos hay en el mercado? Los hay para habilidosos y expertos, para novatos en la materia e incluso, para los más perezosos.

¿Qué tipo de sacacorchos existen?

Muchos profesionales optan por utilizar el llamado sacacorchos de 2 tiempos. Preciso, pequeño y completo, pero algo complicado para quienes no se manejan aun con la suficiente destreza. Por su peso y su tamaño, así como por sus últimos diseños modernos y ergonómicos, son perfectos para llevar en el bolsillo y tenerlos siempre a mano.

Otros tipos de sacacorchos están pensados para quienes, por falta de práctica, no cuentan todavía con la fuerza y la habilidad suficiente; para aquellos temerosos aun de romper la botella o de introducir el corcho en su interior en lugar de ser capaces de extraerlo. Los sacacorchos de alas son fáciles, pero algo más grandes. Son los habituales del cajón de muchas cocinas.

Y si este se nos resiste también, no hay problema. Siempre podemos recurrir al sacacorchos de rosca cuyo funcionamiento consiste simplemente, en hacerlo girar hasta que el corcho salga de la botella.

Los amantes de la tecnología y de lo eléctrico cuentan con varios tipos de sacacorchos de estas características: el sacacorchos eléctrico. Ni fuerza, ni habilidad, ni práctica; un enchufe es suficiente.

Los más sofisticados deben saber que el mercado del vino pone a su disposición un sacacorchos de aire comprimido cuyo mecanismo consiste básicamente en bombear aire hasta que el corcho salga de la botella. ¡Ojo, no necesita fuerza ni habilidad, pero puede alterar el vino!

Sí, también hay tipos de sacacorchos pensados para aquellas botellas a las que el tiempo ha afectado y ha alterado y estropeado el corcho. El sacacorchos de láminas es capaz de extraer un corcho maltratado por el tiempo, pero exige cierta habilidad si no queremos terminar por colar el corcho en el interior de la botella.

¿Aun hay más? Sí, los hay. Hay más tipos de sacacorchos: el de palanca o el de forma de T. El primero: plegable y práctico, preferido por muchos principiantes; el segundo, para los que huyen de cualquier complicación y se saben fuertes y hábiles. Este tipo de sacacorchos de toda la vida se vende con diseños variados, modernos, fabricados con materiales atractivos y limpios, pero igualmente eficaces y prácticos. ¿Con cuál te quedas?

Aprovechamos y os referimos aquí a un post en el que describimos como abrir una botella de vino sin sacarchos, ¡para aquellos que después de leer este post descubren que no tienen ninguno!