Variedades Cambio climático

El cambio climático es una realidad patente. Los veranos son cada vez más calurosos y más largos, los inviernos más cortos y más duros que años atrás.

El clima de la Ribera del Duero se caracteriza por su continentalidad, por ello no nos sorprenden los cambios extremos del tiempo, si no fuese porque éstos cada vez ocurren de forma más drástica.

La tormenta Filomena, que dejó parado a casi todo el país, es un buen ejemplo de ello. Las lluvias torrenciales y repentinas acompañadas del tan dañino pedrisco que se están produciendo durante la primavera son otra muestra.

Las vendimias se suelen adelantar y comprobamos cómo los mostos están más concentrados en azúcares, son pobres en acidez ácidos y en consecuencia los vinos elaborados contienen más alcohol y menos viveza en boca.

Combatir desde el viñedo

Los primeros trabajos que nos ayudan a los viticultores a luchar contra el cambio climático se llevan a cabo en el viñedo. En Bodegas Comenge somos muy cuidadosos con que las plantas presenten un buen equilibrio entre la madera, la superficie foliar y los frutos.

Hacemos trabajos de poda en verde con objeto de mejorar el microclima en torno al racimo, evitando la exposición directa al sol de los mismos al tiempo que favorecemos su correcta aireación, pues ambos factores influyen de manera determinante en la calidad aromática de las uvas y la sanidad de las mismas.

Los terrenos escogidos para ubicar nuestras recientes plantaciones se caracterizan por el gran potencial vitícola de sus suelos, compuestos principalmente por arcilla con alto contenido de caliza y, sobre todo, por su altitud. Parcelas todas ellas por encima de los 850 metros, donde la temperatura media es algo menor, consiguiendo de esta forma una maduración más lenta de las bayas y una menor pérdida de acidez, clave para conseguir vinos frescos y equilibrados.

Como novedad, este año hemos plantado una variedad de uva clásica de la Ribera del Duero pero que aún no estaba presente en los vinos de Bodegas Comenge: la Garnacha, en una zona situada a 970 metros de altitud.

Esta casta de uva tinta muy española presenta, en comparación con el Tempranillo, niveles mayores de acidez en los mostos y es, por tanto, una herramienta más para equilibrar el frescor de nuestros vinos.

Aun tardará 5 años en darnos su primera cosecha y aunque no sabemos cómo la vamos a elaborar o en qué porcentaje del ensamblaje final de nuestros vinos estará presente, estamos seguros que nos aportará un plus de complejidad.

Variedades de uva ancestrales

La Garnacha tinta es una  variedad tradicional de la Ribera del Duero que con los años se fue perdiendo. Pero hoy en día con los problemas derivados del calentamiento global creemos importante contar con variedades que refuerce la acidez que se pierde por el exceso de calor y mejore la capacidad de envejecimiento de nuestros vinos.

No somos los únicos en apostar por nuevos tipos de uva para tratar de obtener vinos más equilibrados. En Castilla y León, Andalucía o incluso Champagne se está fomentando la plantación y el uso de castas tradicionales (y en muchos casos minoritarias) para luchar contra los efectos que el cambio climático está provocando en los vinos.

Las políticas de las administraciones van encaminadas a salvaguardar el patrimonio natural vegetal del viñedo y recuperar variedades casi desaparecidas que dejaron de usarse por su baja productividad o por los cambios en los gustos del consumidor.

Otros mecanismos para conseguir vinos frescos

La apuesta por la variedad Garnacha se une a otras acciones que estamos llevando a cabo en Bodegas Comenge. Sin duda, unas de las más interesantes es el estudio de fermentaciones con levaduras no-Saccharomyces, las cuales dan como resultado vinos con menos alcohol y mayor contenido en ácidos, así como el empleo de elicitores (estimulantes de la maduración) en el viñedo para acelerar la maduración fenólica de las uvas, permitiéndonos adelantar unos días la fecha de vendimia con el objetivo de preservar la acidez en las bayas.

Tampoco dejamos de lado los gustos del consumidor actual, que busca vinos más frescos, bebibles y disfrutables en cualquier momento del día.