A veces tenemos un antojo, decidimos por fin, darnos un capricho… ¡Decidimos probar ese vino del que nos han hablado maravillas! Pero resulta que nuestro capricho está lejos o, por lo menos, no lo tenemos al alcance de la mano.
Ya no hay problema, existe Internet y podemos comprarlo online. Sin embargo, todos sabemos a estas alturas de la película, que Internet, para lo bueno y para lo malo, es inmenso, la ingente cantidad de información que pulula por la red puede llegar a estar tan escondida que encontrar exactamente lo que estamos buscando se convierte en un reto, a veces imposible. Todo depende de cómo se haya planteado, en este caso, la bodega o el comercio en cuestión, su política de ventas online, o lo que es lo mismo, su web y su presencia en el que es ya, un medio que nos obliga a estar presentes si esperamos que nos conozcan y si esperamos una cierta reputación.
Como cualquier otra empresa de cualquier otro sector, las firmas vinícolas deben hacerse presentes y para ello, necesitan seguir una serie de pautas, de claves que les ayuden a aumentar sus ventas. El consumidor de vino, como los demás, también se vuelve cómodo y espera encontrar en Internet y a golpe de tarjeta, un producto que se ajuste a sus expectativas. Espera encontrar ese capricho que por fin, ha decidido darse.
Para ello, cualquier empresa vinícola deberá no solo conseguir que su web sea el mejor escaparate, sino ofrecer a sus visitantes la posibilidad de adquirir sus productos a través del pago electrónico.
Comprar vino Online
¿Qué factores son determinantes para convencer al consumidor de que la compra de vino online merece la pena? Para empezar, cualquier posibilidad de comunicación en tiempo real proporciona, por su rapidez, la información que el consumidor necesita para decidirse a comprar. La posibilidad de resolver dudas, de guiarle y aconsejarle en su elección de forma rápida y eficaz, es determinante. No olvidemos que los caprichos suelen ser rápidos. Tan pronto como vienen, se van. Si en ese corto período de tiempo durante el que el usuario aterriza y navega por nuestro comercio de vinos online, contamos con las herramientas tecnológicas y humanas necesarias, la compra está hecha y el capricho, concedido.
Pero ser capaces de dar esta atención, no sirve de nada, si no nos encuentran. El consumidor de vino debe poder encontrar el vino que busca rápidamente y hacerlo en nuestra tienda, bodega, comercio. ¿Dónde solemos ir a buscar cualquier producto? No cabe duda: a un buscador, y, habitualmente, a Google. Tenemos entonces que ser capaces de aparecer en Google o lo que es lo mismo, nuestro web debe cumplir los requisitos que este gigante exige para que nos tenga en cuenta. A partir de aquí, y con estos deberes hechos, podremos empezar a ‘escalar’ posiciones y ser encontrados. Hay que decir que como todo lo bueno, este trabajo es lento, muestra resultados a medio plazo y requiere de una gran meticulosidad y conocimiento. Es fundamental la paciencia. Como el buen vino, conseguir una buena posición en Google, lleva su tiempo.
Como en el comercio tradicional, Internet nos permite además, vender a través de distribuidores o estar presentes en portales ajenos; portales especializados que comercializan vinos de diferentes regiones, marcas y denominaciones de origen a través de los que seguir dando a conocer nuestros productos. Cuanta más presencia se tenga en Internet, mejor; cuántas más sean las vías por las que darnos a conocer, más confianza generaremos entre nuestros consumidores y mayor visibilidad habremos conseguido.
Hecho esto, el siguiente paso consistirá en conseguir que nuestra marca de vino destaque entre el resto. Para ello, el lugar en el que aparezca nuestra marca, la información que se ofrezca sobre ella y una oferta variada y extensa de productos y formatos, ayudarán sin duda a conseguir que una bodega determinada o una marca de vinos concreta, destaque entre el resto.
Un trabajo de estas características pasa, sin duda, por contar con la colaboración de un experto que nos guíe, que nos aconseje y que nos informe. ¿Quién ha dicho que algo tan antiguo como el vino esté reñido con las últimas tecnologías? De momento, nadie.
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