¿Qué consecuencias puede tener para la industria del vino española la salida de Reino Unido de la Unión Europea?
Sin duda, desde el pasado 23 de junio, este hecho ha generado gran incertidumbre para múltiples sectores de actividad de muchos países. El del vino, es uno de ellos, y el Brexit viene siendo desde entonces, el principal motivo de inquietud de buena parte de nuestros productores. Las cifras hablan por sí solas y los casi 240 millones de euros que Reino Unido destinó el pasado año a la adquisición de nuestros vinos, nos habían convertido en el tercer proveedor de este país anglosajón.
Aunque de momento parece que no va a llegar la sangre al río, diferentes organismos como el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), han empezado ya a recordarnos que uno de los primeros efectos que el Brexit traerá consigo es la especulación de la Libra y con ella, su caída en Bolsa; acciones que incidirán directamente sobre las ventas del vino español en aquel país.
No se trata tanto de un efecto que impida y perjudique a corto plazo el comercio en sí, como de un más que seguro encarecimiento del vino en este mercado. A largo plazo, y una vez se haga efectivo el abandono de Reino Unido de la Unión Europea, las consecuencias empiezan a apuntar a una posible política fiscal basada en el establecimiento de nuevos aranceles a los vinos españoles, entre otras.
El panorama dejado por la inminente noticia ha despertado cautelas, incertidumbres y la prisa por saber qué pasará y en qué se traducirá realmente la nueva situación de Europa. No deja de especularse con los posibles acuerdos bilaterales a los que tanto España como el resto de países de la UE, tendrán que llegar con Reino Unido; un país que, a pesar de haber abandonado su condición de miembro, seguirá gozando de gran importancia en el mercado español del vino.
El pasado año, excepto Cantabria y Asturias, todas las comunidades autónomas exportaron vino a Reino Unido. De ellas, La Rioja y Cataluña fueron las que más vendieron en aquel país, mientras que Canarias, Madrid y Castilla – León, las que menos lo hicieron. Ante una situación como la descrita, a España y al resto de países europeos que venden sus vinos a Reino Unido, solo les queda esperar el momento de comprobar los regímenes aduaneros en los que se traducirá el Brexit. Será entonces, cuando unos y otros podrán descubrir el verdadero terreno en el que a partir de entonces tendrá que aprender a desenvolverse el comercio europeo del vino.
Es una pena que por decisiones políticas, los usuarios que importen buen vino de otras zonas se vean afectados por estas decisiones