A quién no le gusta pensar en esas noches de los viernes o de los sábados para las que nos reservamos algún que otro capricho difícil de cumplir durante la semana. A quién no le gusta pensar en esa cena sin prisas, vinito en mano, delante de una buena película. Todo este plan, la cena sin prisas, el sofá, es el ideal de aquellos a los que les encanta la pizza, de aquellos a los que les encanta el vino; la pizza de las buenas y el vino también, de los buenos. Lejos está ya la creencia de que la pizza hay que tomarla con cerveza. Una buena noche de viernes, es precisamente para muchos, algo así de sencillo.

Dicho esto, nos asalta inmediatamente una pregunta, ¿es posible una buena combinación entre los dos productos? Por supuesto. Hoy intentaremos hacer todavía más agradable si cabe, el ansiado y esperado viernes; para ello, basta con saber qué ingredientes tiene nuestra pizza preferida y a partir de aquí, acompañarla con el vino más apropiado para ello.

Los primeros ingredientes que encontramos en una pizza tradicional son el tomate, la mozzarella y casi con seguridad, algún tipo de fiambre. Por esta razón, y con el fin de contrarrestar la acidez de estos ingredientes, los vinos con carácter frutal son una buena elección: de carácter exóticos como los elaborados con Syrah, o con predomino de frutas rojas y negras como son los vinos jóvenes elaborados con Tempranillo. ¡Prueba la experiencia de combinarlo con nuestro joven e intenso Biberius!

Otros de los ingredientes que solemos encontrar en las pizzas más tradicionales son la hierbas. El orégano, el tomillo, el romero o la albahaca, acampan con facilidad por muchas de las pizzas que consumimos. En estos casos, un Sauvignon Blanc, si prefieres los blancos más frescos, o un vino con crianza en roble como cualquiera de los tintos de Bodegas Comenge son aptos para acompañar a estos ingredientes sin anular su sabor.

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Si nos gusta la pizza plagada de vegetales, ¿por qué no probar una Garnacha o un Cabernet Sauvignon?

Pero si preferimos pasar alguna de las noches de nuestro fin de semana junto a una pizza menos tradicional y más rompedora, de esas en las que el lugar de la salsa de tomate lo ocupan espinacas o calabacines cubiertos por una estupenda salsa bechamel, entonces es el momento de descorchar un buen vino espumoso.

Y como no podemos olvidarnos del marisco, ni del pescado, ni del salmón, ni de las anchoas, un Verdejo de Rueda o un Godello puede ser también de buena compañía.

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Terminamos. Estas son solo sugerencias, porque si hay algún plato que admita manías y caprichos varios, que esté abierto a la creatividad de quien lo consume, esa es la pizza; y si hay alguna bebida capaz de adaptarse a semejantes caprichos y de vestirla y tratarla como si de una gran cena se tratara, ese el vino. ¡Buen provecho!