No hay nada como la llegada de la primavera para levantar los ánimos. Una estación que es sinónimo de cielos despejados, días largos, brisa fresca, el piar de los pájaros y el perfume de las flores. Excursiones y salidas con la familia y los amigos. El momento para aprovecharse del buen tiempo y salir de casa. La primavera es esperanza, es la luz al final del túnel tras un largo invierno. ¿Y qué mejor forma de celebrarlo que con una buena comida acompañada de un buen vino?

Como bien sabéis, existen diferentes clases de vinos, cada uno con un sabor característico y una temperatura específica a la que se debe conservar. Esto hace que algunos vinos sean más apetecibles en una estación que en otra. Por ejemplo, el vino tinto, se debe conservar en torno a los 15º C, por lo que suele ser la opción favorita durante los meses invernales. Por el contrario, los vinos blancos y rosados, conservados habitualmente en nevera, son muy apetecibles de la primavera y el verano. Ni que decir tiene que tanto tintos como blancos y rosados podemos disfrutarlos en cualquier época del año, ¡basta con encontrar una buena ocasión para descorchar una botella de buen vino!

El vino rosado

El vino rosado se ha convertido en los últimos años en una gran opción para la primavera. Existen diferentes mitos falsos alrededor de este tipo de vino. Mucha gente cree que consiste en una mezcla entre el vino tinto y el blanco. Esta asunción es errónea. El vino rosado se elabora de dos formas diferentes: a partir de uvas tintas, tras una ligera maceración del mosto con los hollejos, más o menos prolongada en función del color deseado, o mediante mezcla de uvas blancas y tintas en porcentaje variable, en cuyo caso hablamos de vino “clarete”, muy tradicional en la Ribera del Duero. Es mediante este segundo procedimiento cómo elaboramos nuestro clarete Carmen by Comenge.
Algunas personas consideran que el vino clarete se trata de un vino blanco que se intenta hacer pasar por un tinto. ¡No podrían estar más equivocados! El clarete es en verdad un vino muy interesante, con el sabor y él aroma frutal y delicado del vino blanco, pero con la estructura del tinto. Nosotros estamos orgullosos de ofrecer nuestro gran vino Carmen (en homenaje a la esposa del fundador de nuestra bodega). La añada 2020 acaba de salir al mercado ¡Pruébalo, no te arrepentirás!

La pigmentación oscura de los vinos tintos o rosados no se obtiene del mosto, sino de los hollejos de las uvas. La pulpa de las uvas tintas (a excepción de la variedad garnacha tintorera) es de un color claro y es durante la fermentación en presencia de la piel de la uva cuando el vino adquiere su característico tono morado característico. Durante la elaboración del vino rosado, la fermentación se lleva a cabo sólo con el mosto de la uva y sin presencia de los hollejos, responsables de la pigmentación, de un modo similar a cómo elaboramos el vino blanco.

Existe cierto debate sobre el color que deberían tener los vinos rosados. En Francia estos vinos (conocidos como Rosé) son habitualmente de un color rosa muy pálido. Para poder lograr esa tonalidad hay que partir de una variedad de uva con baja pigmentación de los hollejos y un proceso de extracción del mosto muy delicado, evitando al máximo la maceración. En Francia son muy reconocidos los vinos rosados elaborados con uva Pinot Noir, uva tinta de color especialmente claro de la que se obtienen vinos de gran calidad. Pese a todo, en España existen grandes vinos rosados, muchos de los cuales se obtienen a partir de las uvas garnacha o Tempranillo.

Maridajes de los vinos rosados

Esta clase de vinos es perfecta para ensaladas, cualquier tipo de pasta, mariscos, arroces, tablas de queso y embutidos y postres. El vino rosado también es una gran opción para acompañar el marisco. ¿Por qué no pruebas nuestro vino Carmen by Comenge con un plato de mejillones? ¿O quizá un buen paté? También va perfecto con pescados más grasos como el salmón. En esta zona de la Ribera del Duero, tradicionalmente se bebe junto con la estrella de nuestra gastronomía: el lechazo asado.

El vino rosado puede ser también un acompañamiento ideal para postres ya que maximiza su sabor dulce. Nosotros te proponemos combinarlo con una tarta de chocolate, un plato fácil y rápido de preparar.

El vino y el queso

¿Te estás imaginando ya en el patio de tu casa o en una terraza, copa de vino en mano y una tabla de quesos frente a ti? Tanto el vino blanco como el rosado son perfectos para los aperitivos, en este caso una tabla de quesos. El vino blanco va muy bien con los quesos grasos, tales como el provolone, el gouda, el brie, el manchego o el azul. Por su parte, tanto los vinos rosados como claretes se recomiendan con quesos más suaves, como podría ser el queso fresco. Sea cual sea la opción que elijas, es una buena idea si lo que buscas es sorprender una tarde a tus amigos.

En conclusión, podemos decir que estos vinos aportan una gran facilidad para el maridaje de la comida, tanto si organizas una cena formal en casa como si el plan es una quedada informal en la terraza con amigos para ponerte al día. ¿A qué estás esperando para disfrutar de todo lo que estos vinos frescos y frutales te pueden ofrecer?