Para los poco entendidos en materia de vino, es más, para aquellos que por preocuparnos fundamentalmente, de si el vino que tenemos entre manos nos gusta o no, o de qué vino comprar para tal o cual momento, buena parte del vocabulario vitivinícola nos es desconocido. Tendemos a emplear indiferentemente uno u otro término pretendiendo acertar, pero a veces la realidad nos pone en nuestro sitio. Hoy es uno de esos días.
Espumoso, espirituoso, burbujeante… ¿Cuál de los describe esas bebidas con mayor graduación elaboradas cuyo origen está en el vino? De los tres, nos quedamos con el concepto de espirituoso, es más, de bebida espirituosa, un tipo de bebida asociada a un adjetivo cuyo significado no es otro que el de contener una proporción elevada de alcohol y al que nosotros nos permitimos hoy añadir, ¿por qué no? susceptible de alegrar el espíritu.
Las bebidas espirituosas
Las bebidas espirituosas pasan en su elaboración, no solo por el proceso de fermentación, sino que requieren además, de la destilación. Así, si en algún momento hemos podido asociar erróneamente espirituoso a algo como burbujeante, nada más lejos de realidad.
Entre las bebidas espirituosas más conocidas se encuentran por ejemplo, el brandy, el orujo o la grappa. Estas bebidas, elaboradas todas ellas a partir de alguno de los componentes de la uva, pasan por el mencionado proceso de destilación. Otras bebidas espirituosas son la ginebra, el ron, el vodka y el whisky.
La producción y elaboración de las bebidas espirituosas son diferentes a las seguidas por el vino. El brandy, sin ir más lejos, se produce a partir de las semillas, la piel y los tallos de la uva. Para poder conseguir ese sabor tan característico solo apto para quienes gustan de sabores fuertes capaces de hacer arder a paladares resistentes, es indispensable que se conserve durante aproximadamente un año en barriles de roble.
Para la elaboración de estas bebidas espirituosas, la industria que se dedica a su producción emplea otros productos como cereales y frutas. La grappa y el orujo, ambos de la misma familia, emplean el hollejo de la uva que, una vez tratado, pasará por el mencionado proceso de destilación encargado de dotarlos de los grados suficientes como para que puedan ser calificados de espirituosos.
Este tipo de bebidas, que suelen acompañar a muchos postres y finales de comidas y cenas, son típicas de regiones mediterráneas a las que, por otra parte, suele seguir una agradable sobremesa plagada de conversaciones y algún que otro puro para los más tradicionales.
No es necesario añadir, aunque lo haremos una vez más, que como en todo, lo bueno con moderación, es doblemente bueno y es esta razón por la que desde aquí, les deseamos hoy una ¡buena y moderada espirituosa sobremesa!
Información Bitacoras.com
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