formacion ribera del duero

¿Sabías que la Denominación de Origen Ribera del Duero estuvo cubierta de agua? De hecho, toda la meseta lo estaba, al igual que gran parte de la península, era mar.

Fue en la Era Mesozoica o Secundaria – entre 230 y 68 millones de año- cuando se comenzó a configurar la Meseta Central. Una etapa de calma geológica en la que la erosión provocó que los sedimentos de la cadena montañosa formada en la Era Primaria se fuesen sedimentando en el fondo del mar.

Durante esta época también se depositaron materiales marinos en el borde oriental de la Meseta, los cuales crearon una nueva capa sobre el zócalo inicial. El mayor volumen de estos sedimentos está constituido por estratos más o menos lenticulares de arenas limosas o arcillosas, que se alternan con otras capas tanto de calizas como de margas y caliza.

La Era Terciaria (68 – 1,7 millones de años) tuvo bastantes efectos sobre la formación del valle. El macizo hespérico (ese zócalo que hoy es la meseta) se fracturó en bloques creando el Sistema Central, los Montes de Toledo y las cuencas castellanas. Durante esta etapa la meseta se inclinó hacia el oeste, por esa razón los ríos mueren en el océano Atlántico. Estas cubeta de origen tectónico se ha ido rellenando durante millones de años con diferentes sedimentos, llegando a espesores de más de 2.000 metros de profundidad, en los que diferentes materiales (caliza, arcilla, limo y arena) se entremezclan entre sí, dejando una superficie de cultivo con una gran heterogeneidad, principal característica de los suelos de la Ribera del Duero.

Con respecto a aquellos que afectan a la formación de lo que hoy es la Ribera del Duero, estos efectos ocurrieron sobre todo en el Mioceno (entre 23 y 5332 millones de años). La cuenca ribereña presenta niveles horizontales, suavemente ondulados y convertidos hoy al estado de penillanura. La altitud de la Denominación de Origen varía de unas zonas a otras, con cotas de más de 920 metros en los páramos interfluviales, y entre 750 y 780 metros en los valles. Las distintas exposiciones y pendientes determinan en gran medida el desarrollo de los viñedos, pudiendo encontrar una gran cantidad de matices en las uvas de Tempranillo, variedad reina en esta Denominación de Origen.

En general, podemos decir que los suelos tienen pH básico y escasa materia orgánica, características adecuadas para el cultivo de la vid.

Heterogeneidad de suelos

La Denominación de Origen Ribera del Duero es estrecha (35 km en su parte más ancha y tan sólo 6 km en la más estrecha), frente a los 115 km de longitud. Comprende principalmente municipios de tres provincias: Valladolid, Burgos y Soria, aunque también incluye a tres municipios de la provincia de Segovia.

En Valladolid el valle formado por el Duero es más estrecho y las ubicaciones de los viñedos se reparten entre las terrazas del río, las laderas calizas y arcillosas del valle y la parte superior y llana de los páramos. En Burgos el valle es más amplio, hay más afluentes del río, antiguas terrazas del Duero y representativas afloraciones calizas, sobre todo en los páramos. En Soria de nuevo el río Duero vuelve a estrecharse y lo más característico es que hay una mayor altitud.

Sin embargo, como indica el Consejo Regulador: “Una concepción tradicional del suelo permite considerarlo como el resultado de la interacción del clima y los seres vivos, como factores activos, sobre el tipo de roca y el relieve, como factores pasivos, durante un tiempo de actuación determinado”.