Laboreo viñedo comenge

Disponer de un suelo vivo y equilibrado es fundamental para hacer vinos de calidad, especialmente si hablamos de vinos orgánicos. En viticultura ecológica es fundamental realizar un buen trabajo del terreno, adaptado al clima, tipo de terreno, clon, variedad etc.

El laboreo del suelo hace referencia a todas las prácticas agrícolas relacionadas con el cultivo del suelo, como arados o subsolados, dirigidas a la mejora de éste. Es decir, no solo está relaciono con la viticultura, sino con la agricultura en general.

Sin embargo, es una práctica cultural muy importante en Bodegas Comenge, particularmente para gestionar el agua que necesita el viñedo. Es preciso tener en cuenta que la vid es una planta muy adaptada a la sequía y sensible al exceso de humedad.

En nuestra zona de la Ribera del Duero la pluviometría oscila entre los 350 y 400 mm de agua al año, una cantidad muy pequeña. Es por eso por lo que un buen manejo de la vegetación y el laboreo del suelo ayudan a que la planta se desarrolle adecuadamente, los racimos maduren lentos y homogéneos, y las raíces crezcan en profundidad.

Sin embargo, en zonas como Galicia, donde la lluvia anual es mucho más cuantiosa, es preciso tener cuidado con el removido del terreno:  se favorece que el agua penetre en el subsuelo y, por lo tanto, que la planta absorba más agua del necesario. Esto conlleva sobre todo dos problemas, que las raíces se ‘ahoguen’, y una mayor producción, por lo tanto, menor calidad.

Los objetivos del laboreo del suelo en viticultura pueden resumirse a grandes rasgos en:

  • Ayuda a la retención de agua. Durante el otoño y el invierno es adecuado laborear el suelo porque así el agua penetra y se mantienen recursos hídricos para cuando comience el nuevo ciclo vegetativo. En verano, sin embargo, se evita la evapotranspiración o pérdida de agua en el ambiente.
  • Eliminar hierbas. Ya que en nuestra zona llueve tan poco, es adecuado trabajar la cubierta vegetal porque también ayuda a mantener la humedad. Pero, en función del año, hay que tener cuidado porque si la añada es muy seca y se deja cubierta abundante, la hierba creará competencia con las plantas por los nutrientes.
  • Terreno suelto. Un suelo esponjoso y suelto, en lugar de duro y compacto, siempre será mucho mejor para el crecimiento de la vid. De esta forma, las raíces de las plantas o tendrán ‘trabas’ para desarrollarse y podrán captar tanto los nutrientes como el agua del suelo.
  • Condensación del agua. En zonas con clima marítimo o cuando el viñedo está cerca de una gran masa de agua (un gran lago), el laboreo del suelo facilita la condensación del agua y, por ende, su absorción.

Es curioso, por ejemplo, el caso de Jerez y sus suelos de albarizas. En esta región llueve casi el doble que en la Ribera del Duero, pero lo hace de forma muy estacional. Cuando la lluvia cabe en la albariza, ésta penetra en el suelo y, después, con el calor, se crea una costra dura en superficie que sirve para conservar los recursos hídricos. ¡Por eso en verano las cepas del Marco de jerez también están verdes y frondosas!