La semana pasada asistimos al Curso de Vino que cada año organiza la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Un encuentro donde se dan cita profesionales del sector para tratar asuntos que conciernen desde la viticultura, elaboración, pasando por la comercialización y comunicación.

‘¿Por qué a los jóvenes no les gusta el vino?’ fue una de las mesas redondas que estaba despertando más expectativas, pues por primera vez se sentaban a la mesa precisamente los jóvenes, casi todos no profesionales del sector.

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Tras una hora y media de debate, de buscar las razones y de las preguntas del público, lo cierto es que no se llegó a ninguna conclusión clara, como era de esperar. Sin embargo, sí que se trataron algunos puntos que pueden resultar clave para este acercamiento al público joven:

  • Educación: El vino y la gastronomía forman parte de la cultura española. En general, el sector servicios supone un gran motor de la economía nacional. Sin embargo, ni el vino, ni la gastronomía se ponen en valor desde la escuela. No se enseña la importancia de que han supuesto y todavía tiene en la sociedad, tanto a nivel cultural, como –según hemos dicho- económico. No es necesario comenzar bebiendo vino embotellado, caro o demasiado complejo, pero el tomar bebidas como la sangría o la limonada se ha perdido completamente. La mayoría de los jóvenes que en la actualidad beben vino, es porque en la mesa de su casa siempre ha habido una copa.
  • Comunicación: Aunque cada vez se está trabajando más en este sentido, aún se ofrecen catas con un lenguaje excesivamente profesional a personas que no lo son. De la misma forma, muchas bodegas se han dado cuenta de que deben cambiar la imagen de sus vinos hacia una estética más actual, pero falta mucho por hacer.
  • Publicidad: En este sentido, las grandes compañías cerveceras ‘comen el pan al vino’. ¿Por qué? Primero, porque los recursos económicos son muchos mayores, para poder ‘competir’ en publicidad habría que buscar aunar esfuerzos de muchas bodegas, algo nada fácil. Por otro lado, la ley no permite hacer publicidad de bebidas alcohólicas de más de cierto grado en televisión, uno de los medios de comunicación más eficaces en publicidad. Es decir, ya desde los organismos estatales se ponen cortapisas al acercamiento del vino al público general.
  • Sabor: Uno de los puntos que salen a relucir en cualquier charla sobre vino y juventud es el tema del sabor y los aromas. Se ha comprobado que los jóvenes neófitos prefieren vinos con carbónico y más dulces, una forma bastante eficaz de hacer que empiecen a interesarse por el vino.
  • Ocio: Otro de los principales problemas es que lo jóvenes no encuentran vino en sus lugares habituales de ocio (bares, discotecas, etc). Esto se debe a varios factores: por un lado porque las bodegas no apuestan lo suficiente a estos establecimientos, por otro porque otras bebidas como la cerveza o los refrescos son más rentables para los negocios; pero el resultado final es que los jóvenes no lo demandan.

En resumen, ¿qué podemos hacer para solventar el “problema” del vino y los jóvenes? Deberíamos empezar por dos asuntos claves, la educación desde pequeños para transmitir la importancia de este producto en la sociedad y, por otro lado, el asociacionismo con el ocio, es decir, organizar actividades interesantes para los jóvenes donde, aunque el vino no sea el hilo conductor, siempre esté presente.

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