La poda en verde o despampanado es una práctica cultural empleada principalmente para reducir la producción de una cepa. Se trata de eliminar brotes verdes o tallos por su inserción, despojando por tanto a la planta de diversos racimos con el fin de controlar el rendimiento del viñedo.
En la Ribera del Duero este trabajo se realiza hacia mediados o finales de mayo.
Esta técnica también sirve para preparar a la planta para la poda de invierno del año que viene, para conseguir una mejor aireación, una insolación más homogénea de hojas y racimos y una mayor efectividad de los tratamientos.
En definitiva, es determinante para mejorar la maduración de los racimos, así como para reducir las condiciones que favorecen el desarrollo de enfermedades propias de la vid.
Facilitar el posterior trabajo durante la vendimia también es otra de las ventajas de esta técnica, pues con un desarrollo vegetativo más equilibrado y ordenado será más sencillo recoger la uva.
Durante la poda en verde también se deshoja, se elimina si es necesario parte de la masa foliar; y se quitan los ‘chupones’, aquellos brotes que crecen en el tronco de la vid, todo ello con el fin de que los nutrientes lleguen a los racimos.
El objetivo de esta poda de primavera en Bodegas Comenge no es otro que conseguir una uva de más calidad: Si la carga de racimos que tiene la cepa es menor, el alimento que necesita la cepa se concentrará en los restantes y el resultado serán unos vinos más expresivos, con más cuerpo y personalidad.
En el caso de la Denominación de Origen Ribera de Duero, la normativa permite rendimientos máximos de 7.000 Kg /Ha, pero en Bodegas Comenge buscamos como máximo 5.000 Kg/Ha. Apostamos por la calidad en vez de por la cantidad y por eso necesitamos ajustar nuestra producción.
Es necesario tener en cuenta la climatología propia de la Ribera del Duero, en concreto de la zona de Pesquera, un clima continental extremo caracterizado por grandes amplitudes térmicas entre el día y la noche, el verano y el invierno, riesgo de granizo y de heladas tardías.
Precisamente para adelantarnos a las inclemencias meteorológicas que podrían dañar el viñedo durante la brotación, cuando los racimos son aún débiles, en invierno se efectúa una poda larga.
Cuando ya ha comenzado la brotación y los pámpanos han crecido es cuando se puede realizar la poda en verde. De otro modo, si a primeros de mayo hiela -algo habitual en la Ribera del Duero-, se podría perder parte de la cosecha porque la planta es aún débil.
Pero, ¿qué brotes eliminar y cuáles no? Hay múltiples factores que determinan los pámpanos que deseamos dejar, como la forma de poda (que en nuestro caso es Cordón Royat simple), las necesidades que tenga cada cepa en particular, las particularidades del pago, las características climatológicas de cada añada en la Ribera del Duero, etc…
Aunque no hay que perder de vista que lo que se intenta lograr es un reparto equitativo de los racimos en la cepa, que el sol llegue por igual a todas las partes de la planta y una buena aireación.
Todo ello nos ayudará a obtener una buena maduración de la uva de cara a vendimia.
Sin embargo, no todas las parcelas de los viñedos de la Ribera del Duero exigen el mismo control del rendimiento. El pobre suelo calizo de nuestro Pago de las Hontanillas, viña que da origen a nuestro vino más preciado -Don Miguel Comenge-, es uno de los factores que provoca que la producción se regule prácticamente sola.
Cada decisión que se toma en el viñedo, cada práctica que se lleva a cabo, tendrá una implicación en el resultado final del vino.
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