Una pregunta muy frecuente cuando se toma la decisión de optar por un tipo de alimentación dónde el producto animal no tiene cabida es si se puede o no beber vino. La respuesta es fácil: depende del vino y de si en tu dieta vegetariana incluyes huevos.
El vino no es otra cosa que un fermentado de uva – la explicación más resumida y sencilla –, pero durante su proceso de elaboración se emplean frecuentemente diferentes productos enológicos para que esta bebida llegue en perfectas condiciones el consumidor, como es el caso del anhídrido sulfuroso, ácido tartárico o clarificantes de diversa procedencia.
El mosto recién fermentado no contiene traza alguna de constituyentes de origen animal. Tampoco se emplean éstos en los tratamientos fitosanitarios del viñedo, ecológicos en nuestro caso, pues los productos empleados son de origen mineral (como el azufre o el cobre), vegetal (lecitina de soja, infusiones de plantas) o fúngico (Trichoderma).
Hay consumidores que aprecian mucho los vinos sin clarificar ni filtrar, los cuales habitualmente se presentan turbios en la copa. Pero no todo el mundo está dispuesto a consumir un vino con estas características o, simplemente, piensan que dicha turbidez pudiera estar relacionada con un problema de mala evolución en la botella o una mala conservación.
Tipos de la clarificantes
Sin embargo, lo habitual es clarificar y filtrar los vinos, para embotellaros limpios y brillantes. Un vino turbio es poco atractivo para el consumidor.
Las técnicas más habituales para la clarificación de los vinos son:
- Decantación o clarificación estática: El vino permanece en el depósito con sus sedimentos y la propia acción de la gravedad hace que la materia sólida precipite. Algunos elaboradores usan solo esta técnica antes de embotellar, pero lo habitual es clarificar y filtrar.
- Clarificado con bentonita: Se trata de un mineral que fija las proteínas del vino con una carga electrostática negativa, formando partículas de mayor tamaño y peso que por efecto de la gravedad caen al fondo del depósito. Es el método más extendido para la clarificación de vinos blancos y rosados.
- Clarificado con derivados de la leche y caseína: La clarificación de derivados lácticos es muy antigua, un litro de leche contiene aproximadamente 30 gr. de caseína, por lo tanto, es un producto completamente natural. El uso de estos clarificantes no implica que el vino tenga trazas de los mismos, pero para algunos vegetarianos es un problema por su origen animal. Su efecto es excelente en vinos blancos, pues previene el amarilleo, ayudando a preservar el color.
- Clarificado con gelatinas de origen animal, obtenidas a partir del colágeno provenientes de la piel de cerdo y de los huesos de los animales, cuyo uso se remonta al siglo XVIII pero que a día de hoy son cada vez menos empleadas.
- Clarificado con clara de huevo o derivados de la misma: Es otro de los métodos más extendidos y aplicados hoy, también una técnica ancestral, siendo la proteína más antigua de las empleadas para clarificar los vinos y desde siempre es presentada como la idónea para los grandes vinos tintos. Ocurre lo mismo que el caso anterior: debido a su origen animal, numeroso vegetarianos no lo contemplan, a pesar de que el vino final no tiene porqué contener restos del clarificante.
- Clarificado con proteínas derivadas del guisante o patata: su modo de acción es muy similar al del resto de clarificantes, con la ventaja de que su origen vegetal hace que el vino sea 100% apto para veganos y no presenten problemas de alergias para el consumidor.
¿Cómo saber si un vino es apto para vegetarianos?
Tal y como te explicamos en este post en 2012 se promulgó una ley Europea que nos obliga a los productores a indicar en la etiqueta si en el proceso de elaboración de vino se han usado derivados de la leche (caseína) y del huevo, además del contenido en sulfitos.
Esta nueva normativa surgió, en realidad, para dar información sobre los posibles alérgenos que tiene un vino. Lo cierto es que las cantidades son inexistentes o ínfimas y solo aquellas personas más sensibles suelen presentar algún síntoma con grandes cantidades de ingesta.
Por lo tanto, ¿puedes beber vino si eres vegetariano? ¡Por supuesto que sí! Solo has de fijarte es los iconos que aparecen en la contra-etiqueta o informarte directamente contactando con el productor.
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