Seguro que te ha pasado alguna vez de ir a comer o cenar con amigos a un restaurante y tener dilemas acerca de cuántas botellas de vino pedir. ¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos cortos o nos pasamos? Si le sumamos el hecho de que después tenemos que conducir, en la mayoría de las ocasiones solemos tirar por lo bajo y consumir las botellas justas, ya que a nadie le gusta perder dinero.
Pero la pregunta que realmente tenemos que hacernos es: ¿por qué deberíamos pensar en ello? Si pagamos la botella, ¿por qué no podemos llevárnosla a casa?
En otros países como Estados Unidos o Inglaterra esto ya es una práctica habitual desde hace años. De hecho en España son muchos los turistas que piden su botella cuando van a restaurantes sin ningún tipo de preocupación. Sin embargo, todavía se aprecia en nosotros un poco de pudor a la hora de reclamar algo que, en realidad, como clientes nos pertenece. Ya sea por simple vergüenza al qué dirán, por desconocimiento, o porque simplemente los restaurantes tampoco ofrecen esa posibilidad, nos vamos a casa con las manos vacías y dejando una botella (a veces casi entera) encima de la mesa.
Por suerte, esto está cambiando. Hace unos años se llevó a cabo en La Rioja una campaña de Marketing llamada “El disfrute se prolonga en casa”, de mano de la Denominación de Origen Rioja y la Asociación Euro-Toques, con el objetivo de potenciar el consumo de vino de una manera responsable. ¿No has terminado tu botella? No hay problema, el restaurante te proporciona una discreta y original bolsa de diseño para que puedas llevártela y disfrutarla en tu casa.
Últimamente ya son muchos los restaurantes que están tomando ejemplo de ello y se están uniendo a esta moda, pero aún queda por hacer. Aunque nosotros como consumidores estemos en nuestro derecho y debamos perder el miedo, los mismos establecimientos hosteleros deberían mostrarnos la libertad para hacerlo. Una simple indicación del camarero, o algún aviso informativo en la puerta o dentro del mismo local, serían más que suficientes para promover este hábito entre sus clientes.
Si lo pensamos bien, con la puesta en marcha de esta iniciativa ganamos todos. Nosotros, los clientes, ya podemos disfrutar del vino sin preocuparnos ni hacer cálculos. De este modo, no tendremos ningún reparo en pedir una botella más aunque nos vaya a sobrar, lo cual a su vez favorece a los restaurantes, ya que aumentarán sus beneficios.
Así que toma nota, y la próxima vez que vayas a un restaurante no dudes en pedir tu botella para llevar. Porque no hay mayor placer que disfrutar de un buen vino Ribera de Duero sin preocupaciones, ¿verdad?
Qué bien que se esté empezando a hacer esto, porque a mí personalmente me da pena tener que dejar la botella intacta en la mesa. Creo que en todos los restaurantes deberían dejar que nos llevemos la botella e incluso promoverlo, ya que así, cuando probemos el vino en casa, podremos volver a tener el recuerdo de aquella gran cena en la que hicieron la fusión perfecta entre comida y vino.