Hemos tratado con anterioridad en este blog un problema que afecta a las vides de prácticamente todo el mundo y que, a día de hoy, no tiene solución: la filoxera. En este post (la filoxera en España) podéis obtener información acerca de este insecto que desde mediados del siglo XIX asoló a millones de hectáreas de viñedo.
Desde entonces, no es habitual encontrar cepas plantadas directamente sobre el suelo, sino que se injertan sobre otras especies vitis de origen americano que son resistentes al ataque de la filoxera. Esa es la procedencia del porta-injertos, por lo que, cuando los especialistas del sector hablan de un viñedo ‘en pie franco’, se refieren a que la vid está plantada directamente sobre el suelo sin injerto y normalmente coincide con una edad avanzada de la cepas que en su día resistieron al ataque de esta terrible enfermedad.
La investigación científica ha llevado a los viticultores a tener que escoger entre múltiples tipos de porta-injertos. Cada uno de los porta-injertos ofrece unas características diferenciadoras en cuanto a su resistencia a la filoxera, el vigor que otorga a la vid, la facilidad de injerto, la resistencia al suelo calizo, la adaptación a las condiciones climatológicas y tipología de suelo de cada zona, así como su incidencia en el desarrollo vegetativo de la vid y en la calidad de las uvas.
A continuación, vamos a exponer algunos de los patrones o porta-injertos más usados y su uso recomendado:
- Richter 110: Es el patrón más usado en la cuenca del Duero de Castilla y León. Presenta una buena resistencia a la sequía, algo muy importante en la climatología de nuestra zona. Aporta vigor a la planta, es decir, gran productividad, y retrasa algo la maduración, pero favorece la obtención de vinos de mucha calidad.
- Couderc 161 – 49: Gran resistencia en suelos calizos, pero no muy bueno para climas secos, ya que es más tolerante a la humedad. Ofrece un vigor bastante regular, medio, favoreciendo la obtención de vinos con alta graduación alcohólica y alta capa colorante.
- Millardet y de Grasset 41B: Es un porta-injerto muy empleado en Champagne debido a su resistencia a la clorosis (una enfermedad que se caracteriza por la falta de hierro y provoca la pérdida del color verde en las hojas). Es algo resistente a la filoxera, aunque depende del tipo de suelo en el que esté asentado la planta. Provoca un crecimiento lento de la vid en los primeros años y favorecer un vigor medio.
- Couderc 3309: Al igual que la otra Couderc, tiene un vigor medio, y no es muy resistente a la clorosis ni adecuado en suelos ácidos. Se trata de un porta-injerto apto para suelos profundos con poca presencia de caliza y para obtener vinos de gran calidad.
En definitiva, hay múltiples factores en los que el viticultor debe pensar antes de comenzar con la plantación de un viñedo. Ya hemos comentado en anteriores ocasiones la importancia del suelo, de la variedad, del tipo de plantación, etc… Pero hay muchos más elementos a tener en cuenta. Los porta-injertos no influyen en el aroma o sabor del vino, pero sí en que el crecimiento vegetativo de una cepa sea exitoso.
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