No se puede ser más completo, más atractivo, se mire por donde se mire. Hablamos de vino, está claro. Este producto tan exquisito, tradicional, saludable y rey de tantos eventos, es susceptible de ser invocado no solo por su calidad y por el placer de catarlo, sino por otras tantas razones aparentemente ajenas a él. Rey de la mesa y protagonista indiscutible de muchos rituales con vino. Dudar de su capacidad para emocionar y para despertar esas emociones que persiguen objetivos dispares, es como negar la evidencia.

Desde el principio, desde su vendimia, el vino es motivo de celebración. Quizás sea este el primer ritual con vino que debamos mencionar. Los festivales apoteósicos que tenían lugar durante las fiestas de la vendimia que, como no podía ser de otra manera, estaban ya dedicados al dios del vino: Dionisio Baco. ¿Podría ser este el origen de otros tantos rituales con vino que practicados por los más supersticiosos apelan a lo divino, etéreo o invisible pero no por ello incierto?

Y es que el vino está asociado por muchos de estos rituales a la suerte y, con ella, a esa suerte que siempre se le desea a aquellos que antiguamente se aventuraban a surcar los mares a bordo de un barco. Antiquísima es la tradición de bautizar los barcos. En la Antigua Grecia, estrellar una botella de vino o derramarlo sobre la cubierta de un barco nuevo, era la forma de bendecirlo y de apelar a su protección, y como sabemos, este es un ritual que se sigue practicando hoy.

Otros rituales con vino

Y si todo ritual del vino está asociado a la suerte y al porvenir, cualquier momento importante en la vida de una persona, ¿cómo no va a concedérsele un espacio destacado en esos momentos de celebración? Banquetes y bodas, sin ir más lejos, tienen su origen en la antigua Babilonia y, precisamente de aquel vino con el que el padre de la novia obsequiaba a su yerno y que se denominaba aguamiel, viene lo que hoy conocemos como luna de miel. El vino, la luna y el calendario lunar, que era por aquel entonces el empleado, son los responsables de que hoy sigamos empleando este término para referirnos a estos románticos viajes. Los que podíamos pensar que la luna de miel era una invención moderna estábamos muy equivocados.

Pero hay muchos más. Los rituales con vino son habituales entre los aficionados a los ¨hechizos¨: para atraer el amor, para atraer la felicidad, para endulzar la vida de la pareja. No cabe duda de que el vino abarca casi todo, puede estar allá donde se le necesite. En lo etéreo y en lo terreno. En el primero, para desear y conmemorar inicios felices; en lo segundo, para disfrutar de lo que tenemos y celebrarlo.

Sabemos que hay muchos más rituales interesantes que tienen su origen en el vino y cada cultura tiene las suyas ¿Conoces algún ritual del vino interesante o curioso? Déjanos tu comentario aquí y lo leeremos con gusto.