Muchos son los elementos que intervienen en el proceso de elaboración y distribución del vino y ninguno se emplea al azar. La industria del vino selecciona cuidadosamente los envases y los productos con los que elabora sus productos. Como la orientación, el riego, la forma o la hora de recoger la uva, como cualquier otro agente que va a determinar el sabor o la calidad del vino, las barricas de madera o enormes envases en los que se almacena el vino, son cuidadosamente fabricadas y seleccionadas, porque de ellas depende en gran parte su conservación y sabor.

Hablar de barricas es hablar de madera y, hacerlo de madera, significa hacerlo de su país de origen y, por lo tanto, de un país que cuenta con alguna de las industrias fundamentales para todo proceso de elaboración del vino.

Quizás sea la madera de roble la más tradicional en la producción de barricas. El roble se distingue entre otras cosas por ser un material tremendamente resistente que no altera el sabor del vino. Su origen, Burdeos y su capacidad, doscientos veinte litros.

Diversificación de la industria del vino

Con el tiempo, como otras industrias, la del vino y la de los agentes que intervienen en su elaboración, se diversifica y encuentra productos en otros países. Así, el roble francés tradicionalmente empleado en la fabricación de barricas, comparte mercado con el americano y con el español, obtenido especialmente este último en el norte de España. Pero elegir uno u otro tipo de barricas de vino fabricadas a base de uno u otro tipo de madera, significa decantarse por uno u otro sabor, amén de otros aspectos que también forman parte del la calidad del vino, como es su sensación táctil en boca o la influencia de la madera en la estabilización del color del vino.

Mientras la madera de roble francés consigue un vino más suave y de mayor complejidad aromática, la americana concede al vino un perfil ligeramente más amargo y con predominancia de notas aromáticas que nos recuerdan al coco y la vainilla. Y si el origen de la madera determina el sabor del del vino, también lo hace la forma en la que ésta haya sido tratada.

En la industria del vino y más concretamente en la de los grandes envases que lo contienen y que permiten su traslado y comercialización, se instala en ocasiones el dilema. Los expertos en vino que conocen bien las bondades de unos y otros elementos, materiales y circunstancias, y que saben bien cómo proceder para combinarlos, son quienes deciden el toque que caracterizará a su vino. Un toque, una distinción, una característica que lo distinguirá del resto y con la que perseguirá que sus clientes lo reconozcan y vuelvan a buscarlo.

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