La hostelería vuelve a abrir sus puertas poco a poco y el sumiller del restaurante gastronómico de nuevo representa un papel importante en el momento de vender de los vinos, pero también de conseguir que la estancia del comensal sea más placentera.
El sumiller es el responsable de los vinos en un restaurante. Es una persona especializada. Pero su labor no solo consiste en hacer una carta y recomendar.
Un buen sumiller debe tener numerosas cualidades para desempeñar su función de manera adecuada: educación, paciencia, empatía o humildad, son algunas de ellas.
El experto en vinos de un restaurante ha de manejar diversas herramientas, tener formación y estar en continua actualización de sus conocimientos.
Es preciso, además, tener en cuenta que un sumiller es un especialista en bebidas, no solo en vino. También debe aprender conceptos de cocina, imprescindible para el arte del maridaje.
La organización y la capacidad para motivar al equipo son otras de las dos tareas deseables en esta figura.
Por supuesto, ha de ser una persona comunicativa y, por qué no, con ciertos dotes de persuasión y de contar historias.
Como ves, ser sumiller no es sólo vender vino. Es una profesión muy antigua que, aunque se ha ido renovando y adaptando a los gustos y tendencias, la vocación continúa siendo hacer feliz al huésped.
Tareas de un sumiller
Según la Bullipedia, el sumiller debe ejecutar siete tareas fundamentales:
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Acoger
El sumiller es un anfitrión y debe asegurarse de que los visitantes estén a gusto. En un breve intercambio de palabras, se hace una idea de las personas que se van a sentar a la mesa.
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Explicar
Cartas de vinos hay de todos los colores, estructuras y tamaños. Por eso el sumiller debe explicar en qué consiste la oferta de vinos y bebidas.
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Recomendar
En este punto, no solo la armonía es importante. La intuición, el saber contar historias, analizar, el saber preguntar e informar son clave. La sorpresa no vale a cualquier precio (literalmente o no).
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Cerrar la venta
El momento de tomar la comanda es cuando el sumiller cierra la venta con los comensales. Todo debe quedar claro.
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Servicio del vino como tal
Esta labor es la más conocida de un sumiller. Conlleva una serie de ‘rituales’, como puede ser el hecho de comprobar la temperatura del vino, el estado del corcho, decantar, aprobación del cliente, etc.
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Seguimiento
El sumiller debe atender al visitante, sin ser pesado. En su justa medida.
- Forma parte de sus tareas mantener el vino a la temperatura adecuada, para asegurar su máximo disfrute.
- Debe rellenar las copas.
- También atender las quejas o preguntas de los huéspedes, en caso de que las haya.
- Y no olvidemos que, para el restaurante, uno de los aspectos más relevantes (el que más) es vender. El sumiller debe cambiar de bebida si se desea o preguntar si quieren una segunda botella.
El trabajo de un sumiller no termina ahí. Ni tan siquiera cuando se apagan las luces del restaurante.
Aún hay que encargarse de la relación con proveedores, gestionar la bodega, facturación, formación interna y externa…. Y la mejor parte: visitar y conocer los productores. Todo hay que decirlo.
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