Jarras barro vino

Copa de cristal fino, transparente, sin serigrafía, con un cáliz suavemente esférico, lo suficiente grande para que permita la aireación del vino, pero no resulte exuberante y un fuste alto para poder agarrarla…

La teoría de cómo es la copa adecuada para beber vino la sabemos casi todos (y sino podéis encontrarla aquí).  Pero existen otros muchos recipientes para hacerlo, con más tradición y más habituales de lo que pensamos. E incluso, más divertidos.

Vaso de vidrio

De “chato” o de “chiquito”.

Dependiendo en la zona en la que te encuentres se denomina de una forma u otra y puede variar alguna de sus características. Por lo general: un vaso de cristal grueso, transparente, bajito, grande y con una base ancha.

Son muy utilizados para servicios cortos. Se va cambiando de bar a bar haciendo “la ronda”. Normalmente la cantidad no es muy superior a lo que tomaríamos de un trago.

Tazón de cerámica

Denominado también “cunca”.

Habitualmente utilizado en Galicia.

Son recipientes con formas de cuenco elaborados en cerámica. Es un objeto muy arraigado a la cultura del vino en Galicia. Tradicionalmente se servía el ribeiro y su capacidad era cercana a un octavo de litro.

Permiten una rápida oxigenación y concentra los aromas cuando nos lo acercamos a la boca.

Si quieres repetir solo tendrás que pedir “recuncar”.

Bota

La bota es un recipiente de piel que se usa tradicionalmente en España (sobre todo en el norte) para contener vino. Son la evolución de los antiguos Odres. Tienen forma de gota, con la boca curvada y realizados en piel (antiguamente se utilizaba piel de cabra, pero hoy en día se ha sustituido por algunas más económicas).

Es muy útil para la conservación de la temperatura. Es muy común ver a jóvenes (y no tan jóvenes) en diferentes fiestas con su bota colgando, más que a modo de botellón, para echar un trago y hacer unas risas con sus amigos.

¿Cómo beber?

Debemos elevar la bota unos 45 grados, sosteniéndola con las dos manos, una junto al brocal y la otra en la parte más ancha de la bota a una distancia de unos 5 cm, realizando presión a la vez que se dirige el chorro al a boca. Los más experimentados, serán capaces de ampliar esta distancia.

Suena muy sencillo, pero os animamos a probarlo en cualquier fiesta local del norte de España. Nadie tendrá problema en prestarte su bota y darte “un trago de vino”. (Sobre todo si le dices que es tu primera vez, cuando la diversión para él está asegurada)

Jarra de barro

Es fantástico para conservar la temperatura mientras disfrutamos del vino al aire libre. Permiten una correcta oxigenación y conservan su carácter.

Es el inicio de los decantadores de hoy en día. Antiguamente se “jarreaban” los vinos. Actualmente los decantamos. Pero a falta de pan… no debemos descartarlo como posibilidad.

En zonas de Huesca y Cataluña, existían unas jarras que además se utilizaban para medir la cantidad del vino. Estas jarras tenían una capacidad aproximada de medio litro y se denominaban pichelas por los oscenses o pitxer en el caso catalán.

Porrón

Es un recipiente de cristal de capacidad variable, cuyo detalle más representativo es su forma: una botella abombada en la base, con un largo pitorro acabado en punta y perforado para facilitar la salida del líquido. Con un brazo largo en el lado opuesto para sostenerlo mientras se usa. Es un recipiente compartido sin necesidad de vasos o copas. Considerado invento nacional español, aunque se desconoce la zona concreta.

Su abuelo es el ritón romano, que era un recipiente con forma de cuerno y se bebía de él como copa. En determinadas zonas de Álava se conoce como picaraza por el parecido con el ave homónima (comúnmente denominada urraca).

¿Cómo se utiliza?

Acerca la boquilla del porrón a tu boca, pero sin que llegue a haber contacto. Poco a poco inclínalo para que el vino caiga a tu boca y ve alejándolo elevando el codo. Cuanto más extiendas el brazo, más largo y fino será el chorro (y más probable la mancha) para cortar la caída del vino, haz un movimiento rápido y seco de muñeca.

Beber de porrón no solo requiere técnica sino también cierta gracia. Al menos, si queremos entender por beber, que la máxima cantidad posible de vino llegue a la boca sin manchar la camiseta.

Quizá todos estos recipientes no sean los más ortodoxos para beber vino, pero no debemos perderlos, ya que son parte de la cultura, la tradición y para muchos la diversión de las fiestas de nuestro país.