Que sepas reconocer los diferentes tipos de vino no te convierte en un experto. ¡Se necesita mucho más para llegar a semejante nivel! El vino es historia, pasión, arte y tema de conversación. Si quieres convertirte en un verdadero maestro necesitas entender cómo se produce, sus sabores, texturas, los aromas y mucho más, que conforman esta bebida milenaria. Necesitas descubrir su origen, historia y evolución.
Una vez te veas envuelto en este apasionante mundo, no querrás salir. De pronto te encuentras rodeado de gente que comparte tus gustos y pasiones. El vino te aporta cultura, la habilidad de mejorar un plato y la capacidad de llevar la experiencia gustativa al siguiente nivel. Pero para ser un verdadero experto necesitas una mente curiosa. Hacerte preguntas. Necesitas entender todo el proceso de elaboración del vino, comprender los utensilios que se utilizan para su creación y transporte y la historia de estos. Hoy vamos a hablar de la historia de la barrica de vino. Un elemento indispensable para la elaboración de vinos. ¡Sigue leyendo para saber más! ¡Seguro que hay cosas que desconocías y que seguro que te sorprenden!
El origen del tonel de vino
Puede que creas que el nacimiento de la barrica tuvo lugar en la cuenca del Mediterráneo. Al fin y al cabo, dada su importancia en las culturas griega y romana, tendría sentido. Sin embargo, no fue así. El tonel de vino fue inventado por los celtas, un pueblo prerromano asentado en la zona céntrica de Europa. Al tratarse de un área húmeda y fría, con muchas precipitaciones, está plagada de bosques. En consecuencia, los celtas perfeccionaron el uso de la madera. Un material que utilizaban para elaborar todo tipo de utensilios y recipientes. La barrica (que todavía no se denominaba así en esa época), era en realidad un recipiente para almacenar líquidos tales como el aceite o el vino.
Por otro lado, en la cuenca del Mediterráneo, donde el clima era mucho más amable (menos precipitaciones y por tanto menos bosques), los pueblos prerromanos de la zona (y más adelante los griegos y romanos) utilizaban el barro para sus recipientes. Tanto en el comercio como en las casas, era común el uso de jarras y ánforas de barro para almacenar el vino. En muchas esculturas y pinturas griegas y romanas se pueden observar imágenes de esclavos y sirvientes transportando las jarras y ánforas de vino.
Desarrollo del tonel de vino
En sus inicios, los recipientes de madera de los celtas eran muy simples. Consistían en trozos ahuecados de madera con una tapa. Más adelante, este pueblo prerromano comenzó a perfeccionar las piezas de la barrica (denominadas duelas) a las que añadieron aros para su sujeción.
Expansión de la barrica
La barrica de madera vs. las jarras y ánforas de barro
La principal razón por la que la utilización de las barricas se extendió por todo el Mediterráneo fue por su superioridad frente a los recipientes de barro. Los toneles de madera eran mucho mejores que las jarras y ánforas para almacenar el vino. Por un lado, la forma redonda de las barricas permitía que grandes cantidades de vino pudieran ser transportadas por una sola persona. ¡Tan solo había que rodar el tonel y listo! Por otra parte, su forma redondeada también facilitaba una buena clarificación del vino. Es decir, evitaba que quedasen restos y condimentos sólidos en el vino, los cuales se amontonaban en el fondo de la barrica.
Otra ventaja de la madera frente al barro es su densidad. La madera, al ser menos densa, pesa menos que el barro. Además, es un material mucho más resistente . Las jarras y ánforas de barro se rompen con facilidad, mientras que con un choque la madera no se suele romper. ¡Y cuantas más duelas tenga la barrica, más resistente será!
Los efectos de la demografía
En las ánforas y jarras de barro cabe mucha menos cantidad de vino que en una barrica. Y por tanto, se necesitan más personas para su transporte. Durante el Imperio Romano, las numerosas epidemias acabaron con gran parte de la población y se volvió mucho más difícil encontrar suficientes esclavos que trabajasen la tierra y participasen en el comercio. Como hemos mencionado antes, es mucho más fácil transportar el vino en la barrica ya que cabe más, se lleva con más facilidad y es más resistente a los choques. Por lo que no es de extrañar que ante la falta de sirvientes y esclavos los romanos decidieran mejorar el método de transporte.
El nacimiento de la palabra tonelaje y la aportación de la madera al sabor
Cuando el uso de las barricas se expandió por todo el Mediterráneo, gracias al comercio, surgió el término “tonelaje”. Proveniente de la palabra “tonel” (recipiente para contener líquidos), “tonelaje” significa “la capacidad de carga que tiene un vehículo de transporte (en esta época eran generalmente los barcos)”.
El vino, al pasar tantos meses en altamar en recipientes de madera, adquiría un sabor peculiar al estar en contacto con este material. Esta era una de las principales razones por la que al principio los romanos tuvieron algo de dubitación en su uso. Es decir, la barrica desprendía sustancias que se disolvían en el vino y alteraban su sabor. Muchas veces esto provocaba una pérdida de calidad. Sin embargo, en otras ocasiones los fabricantes de vinos lograban crear vinos únicos y de gran sabor. Algunos de los vinos más excelentes en la actualidad deben su aroma, color y sabor a las barricas en las que son conservados durante meses.
En conclusión, el origen de la barrica y su expansión tuvo un papel muy importante en la historia y mejora de los vinos. Se trata de un elemento que facilita el transporte de vino y mejora su proceso de elaboración (con la clarificación) y su calidad. Hablando de calidad, ¿por qué no le echas un vistazo a nuestra selección de vinos? ¡No hay nada mejor que un fresco vino blanco para estos calurosos días de verano o un buen vino tinto para celebrar con la familia y los amigos!
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