No cabe duda de que un brindis es siempre la expresión de algo bueno, bonito, un gesto de alegría cuyo acto es la prolongación de un optimismo que hay que celebrar; si el brindis es con vino de cualquier variedad o de cualquier país, aun mejor.

Pero desear felicidad y la realización de cualquier sueño o celebrar lo conseguido, puede manifestarse de tantas formas como variedades de vino, de costumbres o de países hay en el mundo.

Es curioso cómo cambian las muestras de alegría y cómo lo hace el mensaje contenido en un brindis con solo un pequeño gesto, por la forma de mirar a nuestro comensal o por la de levantar la copa de vino, de cerveza o de cualquier otra bebida digna de servirse en momentos de celebración.

El brindis en el mundo

¿Podríamos imaginar un brindis sin chocar las copas, sin sonreír o sin mirarnos? En Hungría apenas las rozan, basta con acercar unas copas a otras, porque lo contrario sería más bien una ofensa.

¿Ha pensado alguien que un brindis puede tomarse con calma, con paciencia y con ánimo de escuchar historias varias antes de proceder a vaciar esa copa de vino que espera con ganas a ser apurada hasta el final? Los rusos así lo hacen. Vacían la copa de un trago, pero siempre después de haber escuchado las historias y anécdotas de quienes están allí celebrando.

¿Y los comensales? ¿Han de medir la altura a la que elevan la copa? ¿Seríamos capaces de poner en práctica este ritual tan importante en China? Parece difícil que en un momento de emociones desatadas y de celebración, en nuestra cultura alguien sea capaz de fijarse en la altura a la que su comensal eleva el brazo. En China, la cosa funciona así. La edad y el anfitrión determinan quién puede y quién no, sujetar la copa de vino por encima del resto: el mayor y el anfitrión son los escogidos para tal honor. Después, solo hay que bebérselo todo y dar muestra de ello colocando el vaso o la copa boca abajo.

Nuestros vecinos italianos cuentan, sin embargo, con costumbres similares a las nuestras. Italianos y españoles somos algo supersticiosos en esto del brindar. Es posible que ser dos de los grandes productores de vino y contar con un prestigio y tradición de peso, otorgue a nuestras costumbres y creencias una razón de ser nada despreciable.

Tanto para unos como para otros el vino pide brindis. Si no hay vino, podemos brindar con otra bebida siempre que ésta contenga alcohol y, por supuesto, mirando a los ojos a aquel con el que celebramos. ¿Lealtad? ¿Alegría? ¿Agradecimiento? Tres componentes que acompañan a cada copa de vino que alzamos, como siempre, para celebrar grandes y pequeñas cosas de la vida.