¿Te imaginas en un festival o concierto dándolo todo con una lata de vino en la mano? Pues no es necesario, porque ya es una realidad.

Ha llegado el vino en lata y parece que ha venido para quedarse, porque a nivel mundial ya hay una previsión de negocio de millones de latas, euros, dólares…

Pero ¿en España aceptaremos este nuevo formato? ¿Qué vinos se permiten este envase? ¿Qué ventajas tiene?

Quédate en este post y te respondemos a todas estas cuestiones. La polémica está servida.

 

¿Qué vinos se pueden enlatar?

No hace falta saber mucho de vino para entender que no cualquiera es apto para este tipo de envase. Cuanta más capacidad tenga el envase en el que se conserva un alimento (vino, aceite, etc…),  más larga será su vida.

La lata está más enfocada para vinos fáciles de beber, frescos, ligeros, aromáticos… incluso vinos gasificados o de aguja. Todo esto nos lleva a pensar principalmente en los vinos blancos, rosados y frizzantes.

Además, los consejos reguladores se oponen a casi todo envase que no sea vidrio (algunos admiten el formato bag-in-box). Y, desde luego, la lata no está orientada a vinos complejos y/o de larga crianza. Aunque ya hay empresas en el mundo que enlatan vinos tintos y con base fortificada.

 

Beneficios de enlatar

La lata tiene más ventajas de las que puedas creer:

  • Se transporta y almacena mejor, ideal para la exportación.
  • Es óptima para la refrigeración y, además, protege de la luz al líquido que contiene.
  • Supone un menor impacto ambiental: son de aluminio y es reciclado y reciclable. Una lata produce otra.
  • Fácil de llevar y de abrir, por lo que se puede disfrutar en cualquier espacio y momento, porque cada lata da para aproximadamente dos copas de vino.

Además, las latas están selladas herméticamente. Son las mismas que se usan para refrescos y cervezas y están revestidas de una película interna para que no se altere el sabor y el aroma del vino.

A nivel económico, hay quien asegura un ahorro de entre un 15 y un 20% en la producción. Otros afirman que no supone un abaratamiento de los costes. El formato de una lata de vino tiene una capacidad equivalente a un cuarto de botella. Por tanto, tres latas corresponden a una botella de vino y el coste es muy similar al del vidrio.

En conclusión, podríamos decir que es más una moda, tendencia y una cuestión de imagen, para abrirse a otro tipo de público.

Objetivo: nuevo envase para público diferente

El vino en lata aporta una nueva visión de negocio. Invita a salir un poco de la norma y demuestra que el vino no es un mundo encorsetado del que solo se puede disfrutar si tienes conocimientos. A los grandes amantes del vino es probable que ni se les ocurra probarlo, pero es una manera de llegar a otro público.

Claramente, las bodegas que comienzan a apostar por la lata van al encuentro de nuevas generaciones e introducirlas en la cultura del vino.

Además es ideal para llevar a la playa, al campo, a un concierto o festival; y de cara al turismo, para ofrecer en trenes, cruceros o aviones.

¿Su precio? Ronda los 2,5 euros por lata, de entre 200 y 250 ml de capacidad.

Pero ¡ojo! nadie ha inventado nada, que los soldados franceses bebían el vino en latas de metal durante la Primera Guerra Mundial.

 

Otros formatos

El vino se ha envasado a lo largo de la historia en vasijas de barro, en pellejos de cabra, en piel como las botas de vino, en tetrabrik o en bag-in-box. Este sistema no es más que el vino en una bolsa tratada con nitrógeno, revestida de cartón y con un pequeño grifo para servirlo. Suele tener una capacidad de tres litros y conserva el vino abierto hasta cinco meses porque no admite la entrada de oxígeno.

Nadie discute que las botellas permiten una mayor conservación y acceder al consumo de vinos más elaborados. Fue Kene Digby que descubrió la botella de vidrio como un contenedor de líquidos perfecto.

 

¿Moda duradera o pasajera?

Quizás en Europa y en España seamos aún muy conservadores y nos cueste entrar en este tipo de mercado. Sin embargo, el vino en lata parece abrir nuevas áreas de negocio entorno a las bodegas.

Muchas personas no consumen vino por no comprar una botella entera, por no abrirla y no terminarla y que se estropee, porque necesitan normalmente un sacacorchos o porque no las puedes transportar ligeramente. De hecho, una bodega norteamericana realizó un estudio y uno de cada cuatro consumidores de vino estaría dispuesto a probar el vino en lata.

Y es que, precisamente, países como Estados Unidos, ya producen vino en lata en cantidades grandes y demanda este formato a España, que vende litros y litros al mercado estadounidense. Japón también se está interesando y las previsiones a nivel mundial de este nicho de wine-negocio son estratosféricas: según Nielsen, líder global en medición de lo que los consumidores ven y compran, en Estados Unidos se sobrepasarán los 127 millones de euros de facturación por la venta de vino en lata; y a nivel mundial, se estima la comercialización de 400 millones de latas.

A nivel exportación, sin duda, ha llegado para quedarse. Entre los amantes del vino, surge el debate. Y, en conclusión, son vinos que han venido para dar la lata.