Los hombres del campo pensarán en muchas ocasiones que, a la hora de cultivar, no se ha inventado nada nuevo. Se pueden mejorar las técnicas y aplicar tecnología, pero que lo básico lo da la tierra y el clima.

No están muy equivocados. Ya desde las civilizaciones antiguas hemos ido heredando conocimientos de la agricultura y estas culturas vincularon esta práctica con la astronomía: el ritmo del sol, la luna, las posiciones de los planetas y las constelaciones, etc.

La luna influye en las mareas y seguro que también has escuchado que lo hace en los embarazos, en el crecimiento del cabello y hasta determina el momento idóneo parar hacer un buen compost o talar madera para emplear en la construcción.

Hasta que llegó Rudolf Steiner (filósofo austriaco, educador, pensador social…) y le dio un nombre a todo esto: agricultura biodinámica. Steiner, además, aseguró que “todo lo que está sobre la Tierra es en realidad solo un reflejo de lo que ocurre en el cosmos”.

Vamos a profundizar en qué es esto de agricultura biodinámica, su aplicación a cualquier cultivo y, en concreto, al mundo del vino.

 

¿Qué es la agricultura biodinámica?

La agricultura biodinámica es una corriente de la ecología que sostiene que las energías cósmicas estudiadas por la astrología influyen directamente en las plantas. Por ejemplo, la luna. Es el cuerpo celeste más cercano a nuestro planeta tierra y afecta positiva o negativamente en las labores del campo según su posición o fase.

Fue en los años 50, cuando Maria Thun, basándose en las teorías de Steiner, publicó el primer calendario biodinámico que se ha editado cada año hasta la actualidad; aunque ahora también existen aplicaciones para teléfonos móviles que permiten conocer los días idóneos en la agricultura.

 

Calendario biodinámico

Steiner fue quien dividió el mes en diferentes fases o días. Fue el primero en elaborar un calendario que regulase las diferentes tareas agrícolas y clasificase los días más adecuadas para realizarlas.

Y fue también quien investigó profundamente esta interconexión de tierra y cosmos porque estaba convencido de la influencia de las estrellas y de la luna en los ritmos naturales de la Tierra. Y estableció cuatro días específicos para realizar las labores tanto en viña como en bodega: podar, sembrar, embotellar y hasta catar. Esos cuatro días son: raíz, hoja, flor y fruta.

  • Un día raíz es apto para podar, pero el peor para catar.
  • En el día hoja aumenta la clorofila. Es mejor no catar en estos días, aunque en el caso de algunos blancos, es más que conveniente porque se potencian los aromas vegetales. Si se riega, es el momento idóneo.
  • El día flor, mejor no intervenir en la viña y que todo siga su curso natural y es preferible catar.
  • Y el día fruta, para vendimiar.

Estos días se determinan según la posición de la luna en las diferentes constelaciones. De tal manera que el día raíz es cuando la luna se encuentra en las constelaciones de tierra (tauro, capricornio y virgo), el día hoja en las de agua (cáncer, piscis o escorpio), el fruto en las de fuego (aries, leo y sagitario) y el día fruto en las de aire (géminis, libra y acuario).

A esto se suma lo dicho anteriormente, la creencia del influjo de la luna llena en muchos aspectos del ser humano, animal y vegetal, de los seres vivos.