Alemania es un país al que se le menciona poco por su vino y, sin embargo, fue uno de los primeros en fomentar el enoturismo mediante la creación de La ruta del vino alemán o Deutsche Weinstraße, una ruta que se encuentra en Renania y cuya creación se remonta a los años 30 del pasado siglo.
La localidad francesa de Wissembourg, en la frontera franco-alemana, da paso al inicio de la ruta del vino, y con ella, a toda una experiencia de enoturismo distinta a la de la Ribera de Duero en la que disfrutar de una cultura vinícola de más de mil años de antigüedad que termina en la localidad alemana de Bockenheim.
Caminos, viñedos y aldeas que recuerdan a tiempos remotos salpicados de señales en las que aparece un racimo de uvas, van guiando al transeúnte a lo largo de esta ruta enoturística donde encontrarse con fiestas del vino, tiendas especializadas o actividades de degustación; todo ello con el fin de ir descubriendo una historia que gira alrededor de una industria del vino en la que las bodegas y tabernas varias, recuerdan un legado medieval que ahora se pone a nuestra disposición para que saboreemos y disfrutemos de las riquezas de esta tierra.
Vinos blancos
El enoturismo alemán es conocer sus vinos blancos, atravesar sus viñedos y disfrutar del olor que desprenden las viñas cultivadas bajo unas condiciones climáticas cuyos resultados se traducen en variedades de uva que terminan en vinos de ricos matices y diversos aromas. La oferta de vinos de esta ruta enoturística es variada. Los vinos de riesling, de conocido prestigio, poseen una buena estructura y alta acidez. Pensado para poder ser consumido a lo largo de años posteriores, se aleja de nuestro concepto de vino blanco, concebido, por el contrario, para ser consumido a mucho más corto plazo.
Esta ruta enoturística del vino alemán, que atraviesa pequeños pueblos y ciudades como Gruenstadt, Bad Duerkheim, Deidesheim, entre otras, y que puede hacerse en bicicleta o caminando, suele ser más recomendable en el otoño, estación plagada de festivales y degustaciones de vino.
Tal vez sea este el verano adecuado para preparar un viaje a Alemania y conocer sus rutas del vino. ¿Por qué no acompañar algunas de nuestras comidas estivales con vino alemán para después acercarnos a conocer su origen y su historia? Balnearios, castillos y bodegas que ofrecen alojamiento y desayuno, esperan con ganas la llegada del otoño y el Wurstmarkt o mayor festival de vino del mundo, que en la localidad de Bad Dürkheim, en pleno estado alemán palatino, recibe cada año a miles de turistas.
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