Es indiscutible la notable presencia del vino a lo largo de la historia. Desde su descubrimiento, probablemente en el mundo egipcio, hasta la actualidad, ha sido uno de los productos más importantes y de mayor consumo de la civilización.

Si el vino tiene su historia, indudablemente también lo tiene la vendimia. Como proceso que da origen al vino, el desarrollo de sus técnicas y procedimientos cobra una especial importancia.

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Se conocen prácticas ya en el Antiguo Egipto, muy similares a las actuales, en las que los mismos vendimiadores pisaban la uva. Todo este proceso iba seguido de un largo y ceremonioso ritual, que podemos considerar como los orígenes de las fiestas de la vendimia, celebración prácticamente inseparable del proceso en sí.

En la Antigua Roma, no podemos hablar de vendimia y su fiesta sin citar las Vinalias, las celebraciones del vino romanas por excelencia. En honor a Júpiter y Venus, los romanos organizaban esta fiesta para pedir protección sobre las huertas, vendimia y viñas, y normalmente, terminaban en auténticas bacanales, que fueron representadas en múltiples piezas cerámicas de la época. La importancia del vino en la época clásica se refleja también en la presencia del “dios del vino y la vendimia”, llamado Dioniso en la era Griega, y Baco en la era romana.

Como curiosidad, los romanos primero vendimiaban la parte que daba al sol, y la mayor parte de las personas que vendimiaban eran mujeres, haciéndolo bien con tijeras o con sus propias manos.

En la Edad Media, con la llegada del Cristianismo, el vino adoptó un carácter sagrado y litúrgico, ya que para los cristianos representa la sangre de Jesucristo. No se conoce mucho acerca de las fiestas de la vendimia como tal, sobre todo si tenemos en cuenta que los cultivos se ubicaban fundamentalmente alrededor de los monasterios, en los que reinaba la austeridad. Sin embargo, una vez entrado el Renacimiento, y con la vuelta de los valores y prácticas de la Era clásica, igualmente volvieron todos los rituales paganos en torno al vino, copiando en la medida de lo posible las prácticas y fiestas de entonces.

Con los años, y entrando en el mundo moderno, las fiestas de la vendimia fueron asentándose y creando una auténtica tradición en toda Europa occidental. Concretamente en Francia, se tenía la certeza de que sus tierras poseían viñedos desde la época de los celtas, grandes expertos en viticultura. Esta parte del país tiene una larguísima tradición de la vendimia que no ha podido ser documentada al completo, pero es muy probable que de allí provengan las fiestas de la vendimia que hoy conocemos.

Hay varias ciudades europeas, como Vevey (Austria), que aún mantienen las fiestas de la vendimia originales, sin haber sufrido ninguna modificación desde la época medieval, convirtiéndose así en fiestas de importante interés cultural. En lo que respecta a España, son muchas las fiestas de la vendimia que se celebran en diferentes puntos del país: Logroño, Jumilla, Jerez, Rueda, Valdepeñas, Sotillo de la Ribera, Ainzón, Montilla, Villafranca de los Barros, y Toro, entre otras.