Lo que a algunos nos puede parecer que no tiene nada de particular, a otros les llama la atención hasta tal punto de que nos mencionan en su lista de “el vino y las costumbres más curiosas del mundo”. La localidad riojana de Haro es conocida al parecer, no solo por su vino, sino por la costumbre de derramar y lanzarse el vino unos a otros durante la celebración de su festival del vino.
Otra de las razones por las que se nos incluye en este ranking de curiosidades dignas de mención, es por nuestra costumbre, o la de algunos menos exigentes con esta bebida, de mezclar el vino con refrescos. El archiconocido calimocho o el más que consumido tinto de verano, son algunos de los ejemplos que nos han colocado entre los habituales del vino con las costumbres más curiosas del mundo.
Otros países y otras costumbre con el vino
Sin embargo, ni somos los únicos, ni somos los más originales en este sentido. La siguiente costumbre ucraniana es, posiblemente por poco escrupulosa, merecedora de los primeros puestos entre todas estas costumbres protagonizadas por el vino. Aunque reservada exclusivamente para bodas, esta costumbre consiste en conseguir robarle el zapato a la novia para llenarlo de vino y bebérselo después.
En Japón, estas costumbres, tienen más que ver con evitar los malos pensamientos y prejuicios ajenos. Lejos de las que acabamos de describir y con el objetivo de intentar que el personal no piense que bebemos más de la cuenta, los japoneses no rellenan su propio vaso de vino. Primero lo hacen con el de su acompañante y esperan a que sea éste quien rellene el suyo. Tener que esperar a que todo el mundo esté servido antes de dar el primer trago, es solo uno de los hábitos nipones que llaman la atención en el extranjero. Una segunda, catalogada también como una de las más curiosas del mundo en lo que a vino se refiere, no es otra que la de beber vino con un hielo o dos tal y como manda la moda del momento.
Las siguientes costumbres son, sin lugar a dudas algo menos sofisticadas, En Armenia, quien termine la botella de vino, tendrá que pagar la siguiente ronda y en Georgia, se espera que un buen comensal sea capaz de brindar al menos veinte veces por cada uno de los motivos propuestos por quien lidera la mesa.
Terminamos con nuestros vecinos portugueses. A ellos les gusta el fuego ¿Cómo no van a estar entre el vino y algunas de las costumbres más curiosas del mundo? Sí, lo están. Unas tenacillas calentadas a fuego que se apoyaran sobre el cuello de la botella y un recipiente con hielo en el que colocar luego la botella. Las leyes de la física hacen el resto…. No hay mejor manera para abrir una vieja botella de Oporto.
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